Sacar ventaja política ad portas de los comicios parecer ser una tónica. Analistas y ex dirigentes explican por qué se da esta situación y cómo la abordan los partidos.
En variadas campañas electorales, suelen aparecen acusaciones y denuncias a los candidatos por distintas razones. Se trata de una práctica habitual, pues cualquier incidente del pasado o presente de un postulante, puede beneficiar a otra opción.
Desde hace algunos años, surgió el concepto de fair play o juego limpio que apunta al buen desarrollo de la campaña electoral, sin desclasificaciones, zancadillas, con gastos electorales transparentes, entre otros puntos. Aunque no está escrito, se supone es un pacto de no agresión.
“Es como fair play en el fútbol. Hay que respetar las reglas establecidas y competir a partir de las propuestas e ideas que proponen. Así, no se destruye la propaganda de las otras candidatas o candidatos. No se ataca a la persona, sino a sus ideas”, indicó Jeanne Simon, académica de la UdeC.
Hace unos días, en la campaña para la alcaldía de Hualpén, Ismael Olmos (Indep.), solicitó su propia formalización, a raíz de una querella del municipio y una investigación por el delito de falsificación de instrumento público, por un hecho generado cuando fue funcionario del Departamento Social de la Dideco.
A propósito de ese caso, surge la duda sobre cómo una acusación o denuncia puede afectar la campaña o la popularidad de un candidato.
“Sólo cuando las malas prácticas políticas impactan en el cuerpo social, regularmente en el ámbito local, los costos de una acusación pueden ser decisivos en términos electorales. Los efectos pueden ser proporcionales a la gravedad de los hechos denunciados. En este escenario, en el que los actores son conocidos y, generalmente, cercanos, pueden tener lugar el ‘juego limpio y el uso de ‘reglas’ y medios transparentes y respetuosos”, comentó Manuel Rodríguez, sociólogo.
Agregó que, “en cambio, las malas prácticas del sistema político tradicional no sólo socavó su propia identidad, sino que también ha contribuido a profundizar la crisis de las instituciones fundamentales del país”.
Cuando aparece algún tipo de denuncia contra un candidato, los partidos políticos también se ven afectados, porque depositan toda su confianza en los candidatos.
“La clave está en el proceso previo para saber cómo operar. Una sanción de candidatura requiere que los partidos recojan el máximo de información respecto a su candidato. Hay que evaluar la situación y trazar una estrategia de tratamiento. Si el problema es muy complejo, no queda otra opción que bajar a la carta”, dijo Humberto Toro, ex dirigente del PS.
Agregó que es importante la actividad que pueda tener el jefe de campaña, puesto que “es quien debe preguntar sobre sus acciones, vida laboral y política, familiar, etc. Una relación así, permite transparentar y diseñar estrategias”.
Nicolás Hauri, ex presidente de la DC, dijo que en un caso así, “soy de la idea de que más que evitar sacar los trapitos al sol, esta es la oportunidad de sacar toda la ropa a la calle como parte del proceso de deliberación de la ciudadanía. Así, con todos los elementos sobre la mesa, la reflexión de los votantes es más lúcida, completa e informada”.