El proceso que se inicia hoy en nuestro país abre un abanico de opciones y mejoras que se pueden realizar desde diversos ámbitos de la sociedad.

Uno de estos es avanzar en el proceso de descentralización que existe en el país y que desde diversos sectores ha sido criticado a raíz de las falencias que presenta la actual normativa y los retrasos en su implementación.

Heinrich von Baer, académico de la Universidad de la Frontera y presidente de la Fundación Chile Descentralizado, consideró que ahora existe una oportunidad precisa para avanzar en una serie de acciones que otorguen autonomía a las regiones.

– ¿Qué rol deben jugar las regiones en una nueva Constitución o reformas?

– Muy activa, protagónica, creativa e innovadora, con el horizonte fijado en las futuras generaciones, más que en las futuras elecciones, trascendente más que contingente. Visto así, la nueva Constitución es una oportunidad inédita e histórica, pero también una responsabilidad histórica, porque significa el desafío de construir entre todos un Nuevo Pacto Social y Territorial, dado que es en el territorio donde se resuelven, o no, las profundas desigualdades que todavía nos afectan.

– ¿Qué representación debiesen tener las regiones en la convención que resulte ganadora?
– La representación de las regiones debiera ser ampliamente mayoritaria, porque la elección de los Convencionales será por los actuales distritos electorales.

– ¿En una nueva Carta Magna se puede lograr un Chile Federal o Descentralizado?
– Es el momento de desprendernos de ese traje estrecho y obsoleto que es el actual modelo de Estado hiperpresidencialista, centralizado, uniforme, sectorializado, vertical y burocrático, que nos limita y ahoga para alcanzar un desarrollo social y territorial más equitativo. El modelo a seleccionar debe ser aquel que responde mejor a la nuestra realidad geográfica, demográfica, política, socio-cultural y productiva. Es por ello que descartamos el modelo federal, por estar asociado a costos burocráticos desproporcionados a los beneficios que generaría, entendiendo con realismo que ninguna de nuestras actuales regiones va a estar disponible para depender de la tutela de otra.

– ¿Las regiones deben pelear por mayor traspaso de competencias y tributos locales?
– Desde luego, pero para lograr resultados efectivos, debemos hacerlo en forma organizada, cohesionada y con propuestas bien fundamentadas, tanto ahora, para perfeccionar en su trámite legislativo a los dos proyectos de ley que después de un año de demora, finalmente, fueron enviados: la ley corta de competencias y la de financiamiento local-regional, como luego consagrando principios constitucionales de descentralización fiscal, que corrijan estructuralmente las insostenibles disparidades de financiamiento que en la actualidad afectan a las municipalidades y regiones del país.

– ¿Qué queda para los gobiernos comunales?

– En la constitución vigente, los municipios son sólo administradoras locales, nuestra propuesta es transformarlos en verdaderos gobiernos locales, dotándolos de más poder político, competencias y recursos de decisión autónoma, con capacidad de generar tributos locales regulados y de corregir las escandalosas diferencias entre algunos municipios acomodados (tienen 10 y hasta 15 veces más recursos por habitante que muchos municipios pobres y marginados), partiendo por el pago de las patentes comerciales en la comuna donde producen las empresas y no donde residen sus las planas gerenciales.

– ¿Puede quedar todo esto estampado en una nueva Carta Fundamental?

– Sin duda, suponiendo que todos, en diferentes roles, asumamos con responsabilidad y generosidad la responsabilidad histórica que tenemos entre manos. Como Fundación Chile Descentralizado, estamos coordinando un grupo plural de 24 personalidades de diferentes visiones y regiones, para elaborar propuestas constitucionales en dos dimensiones altamente interdependientes: descentralización y participación. Nuestro objetivo es ponerlas oportunamente a disposición de todas las candidaturas a Convencional Constitucional y que entiendan que más allá de toda diferencia, ahora tenemos un desafío mayor en el que no podemos frustrar a las actuales y futuras generaciones: construir un Chile social y territorialmente equilibrado e integrado, capaz de desplegar todas las capacidades humanos y productivas latentes y subutilizadas de nuestros territorios, con beneficios que alcancen a todos sus habitantes, sin distingo de la cuna en la que nacen y del lugar en que viven, un Chile en el que nadie se nos quede atrás.