Carlos Maturana: “El argumento de la violencia como impulso en el cambio constitucional es parcial”

03 de Octubre 2020 | Publicado por: Ángel Rogel
Fotografía: Carolina Echague

El abogado constitucionalista y académico de la Universidad de Concepción habló de los ciertos mitos en torno a lo que significa la Carta Fundamental y destacó que hubo una gran cantidad de personas que también marcharon por esta oportunidad.

“Se trata de la norma jurídica de mayor jerarquía. Está en la cúspide del ordenamiento jurídico. Eso significa que lo que dice la Constitución, lo que está contenida en ella, es el marco general en el cual se van a desenvolver todos los actos de los poderes públicos, ciudadanos y las distintas organizaciones de la sociedad. Es el marco general, pero con carácter obligatorio. No se trata de una simple declaración”, dijo el doctor en derecho y abogado constitucionalista, Carlos Maturana, al inicio de nuestra conversación.

La primera de una serie de entrevistas con profesionales del Derecho y la investigación histórica, que busca desmitificar ciertos dichos en torno a la Carta Fundamental, de cara al plebiscito del 25 de octubre.

El también académico de la Universidad de Concepción (UdeC), agregó que “son reglas generales para que después la misma sociedad vaya desarrollando esos contenidos y adaptándolos con los cambios que vengan a futuro”.

– ¿Esto explica que, en algunas ocasiones, cuando se vota algún determinado proyecto, un sector acuse inconstitucionalidad?

– Claro. Hay algunos temas que son esenciales, que van a estar presentes en toda Constitución. Hoy, por ejemplo, se discute el origen de la Constitución y es válido para muchas personas, y me incluyo, pero eso no agota la discusión. Hay otros tema como la distribución del poder del Estado entre Santiago y las regiones, o entre la Presidencia y el Parlamento (…). El Estado unitario que tenemos, creo, nos está ahogando. No es sólo si es la Constitución de Pinochet o Lagos, no.

– Es importante, en ese sentido, desmitificar eso de que “una nueva Constitución no resuelve todo”, porque también va a depender de los temas que coloquemos, como ciudadanos, en ese debate.

– Absolutamente. Por ejemplo, temas como el derecho al agua, a la sociedad digital o la consagración de los pueblos originarios. Hay hartos temas.

– Y muchos de esos temas han sido foco de conflicto y no son parte de la Constitución actual.

– Hay temas que no existen. Como el reconocimiento constitucional de los pueblos originarios, pese a los intentos desde el año 90, porque no han estado los votos o la voluntad. Respecto al derecho al agua no se dice casi nada, sólo se reconoce que existe un derecho de propiedad sobre los derechos constituidos respecto del agua. La regionalización qué decir, todavía se está discutiendo si va a ver elecciones de gobernadores regionales. Hay competencias, pero faltan y no tenemos resuelto el tema del financiamiento regional. No todo va estar en la Constitución, de hecho, creo que debe ser un texto breve, pero hay temas que tienen que estar (…). Además, la consagración del sistema constitucional no es sólo un texto, se va ir desarrollando a través de leyes, políticas públicas, juicios y sentencias de los Tribunales, a través de las reformas… Porque a lo mejor lo que hoy es útil, en 20 años no, pues tendremos otro desafíos.

– Un crítica que se hace es que este proceso parte de la violencia, pero históricamente hablando, otros procesos tampoco partieron de la serenidad…

– Bueno, la que se defiende partió de un Golpe de Estado, que más violento que eso. Pero, además, en un mirada histórica comparada, estos procesos siempre han surgido en momentos de crisis social, de representación política. No es extraño. Pero cuidado, porque el argumento de la violencia como impulso del cambio constitucional es muy parcial. Hubo brotes de violencia, que no justifico bajo ninguna circunstancia, pero hubo una gran cantidad de personas que legítimamente reclamaban por mejores condiciones de vida y un cambio constitucional. Creo que es simplificar el debate. Este proceso no es impulso de los partidos políticos, es de la sociedad.