Analistas explican cómo serán los próximos procesos eleccionarios, con la grave crisis de representatividad, más los impactos del estallido social y la Covid-19.
El 18 de octubre del 2019, el descontento de la ciudadanía dio origen al estallido social, fenómeno que ocasionó que los niveles de aprobación de las autoridades políticas se desplomara hasta el mínimo, generando una grave crisis de representatividad.
Tal como señala el artículo de la página 4 de esta misma edición, el plebiscito constituyente marcará el inicio de un cargado calendario electoral en el país.
Con una ciudadanía todavía desencantada de sus representantes y con un país que estará viviendo las consecuencias del estallido social y de la crisis sanitaria de la Covid-19, los políticos tendrán la misión de hacer una campaña electoral en un escenario completamente distinto.
Andrés Cruz, académico de la Universidad de Concepción (UdeC) y vicepresidente de Corbiobío, señaló que sobre el calendario electoral que “constituye un tremendo desafío para la clase política y para todas las autoridades que buscan que el desempeño de la institucionalidad se sienta representada. Es indispensable que los proyectos a futuro logren reflejar lo que viene exigiendo la ciudadanía, de una nueva institucionalidad y abrir las puertas a una nueva Constitución, y que nuestros representantes logren evitar la lucha única y exclusivamente por sus agendas personales, y que puedan mostrar una preocupación efectiva hacia lo que la comunidad requiere. Hay que generar esperanza en el mensaje”.
Esteban Valenzuela, director de la Convergencia Regionalista de Estudios Aplicados (CreaSur) de la UdeC, se refirió al tema comentando que “la gente no quiere más palabras genéricas en los discursos de campaña, quiere compromisos explícitos de políticas públicas y transformaciones. Grandes campañas en distintos países son en base a compromisos muy explícitos y no usar un lenguaje de ser sociales, democráticos y verdes, porque tiene que haber un compromiso, tienen que haber definiciones, y obligar a una mayor precisión y definición programática. Con la campaña del plebiscito constitucional entraremos a un período intenso, pero que será fecundo, para politizar, debatir y relanzar una nueva política en Chile, más seria y comprometida”.
Augusto Parra, presidente de la Fundación República en Marcha, sostuvo que “el exceso de ansiedad electoral le puede jugar una mala pasada a los partidos políticos. Lo más importante es comenzar a hacer política en función de objetivos más trascendentes que entiendan el poder como medio transformador al servicio de ideas que expresen la voluntad soberana, más que un botín y un fin en sí mismo. La ciudadanía ha venido experimentando una transformación significativa, sin lugar a dudas, positiva, a partir del denominado estallido social. Un ciudadano más consciente será a la vez un ciudadano más exigente y corresponderá a la política comenzar a adquirir capacidad de ofrecer respuestas a los nuevos paradigmas”.
Con este escenario, Chile comienza a vislumbrar lo que podría generar un cambio radical en la política, partiendo por el plebiscito constituyente, elección que podría determinar en la creación de una nueva Carta Magna, lo que obligaría a una transformación, tanto en el ciudadano como en la autoridad.
El candidato a gobernador regional, Eric Aedo, se refirió a los dichos que apuntan a suspender la realización del plebiscito. “La idea de postergar elecciones es una irresponsabilidad. Hay que estar atentos a la evolución de la pandemia, pero correr la fecha es agregar tensión a algo que el país necesita resolver”, declaró Aedo.