El concepto utilizado por el ejecutivo abre interrogantes sobre cómo debería ser la vuelta a la rutina. Opiniones aseguran que es tiempo de comenzar a trabajar en un regreso que no será fácil, ya que no estarán las mismas condiciones.
El gobierno de Sebastián Piñera comenzó a instaurar el concepto de nueva normalidad, pensando en cómo será el retorno de las chilenas y chilenos a la vida cotidiana que existía previa al brote de Covid-19.
De acuerdo a las proyecciones de la autoridad sanitaria, el peak de contagios debería llegar en las primeras semanas de mayo, por lo mismo se busca potenciar la dotación del personal de salud, pero, por otro lado, se debe comenzar a pensar en este regreso, que no será fácil, ya que antes de la pandemia Chile se encontraba en pleno estallido social y, además, habrá que sumar la recesión económica que vendrá como consecuencia del virus.
Martín Zilic, de profesión doctor, fue ministro de Educación e intendente del Bío Bío, asegura, sobre el regreso a la normalidad, que “hay claridad a nivel mundial de que los adultos jóvenes que ya tuvieron el ataque viral y tienen sus mecanismos de acción activos, pueden y debieran volver a trabajar. Tenemos que ver quienes son los portadores del virus para aislarlos y, a los que salieron de esa fase, darles la capacidad para que comiencen a trabajar. Se habla de nueva normalidad porque no es volver a lo de antes, tiene una serie de limitaciones, vamos a tener que enfrentar dos conceptos que parecieran ser contradictorios, libertad versus seguridad. La nueva normalidad dura al menos hasta que salga la vacuna, dependerá del virus. Hay que hacer estudios en los territorios, si hay un territorio sin infectados nuevos, deben volver a trabajar, habrá territorios que volverán antes que otros. El retorno será donde estemos seguros que podamos enfrentar el tema sin vivir una explosión de nuevos casos, así se construyen estas estrategias y, para eso, se necesitan grupos de gente trabajando”.
El plan del gobierno apunta primero al retorno de los funcionarios públicos, medida que ha sido criticada por los organismos sindicales, quienes dudan del concepto nueva normalidad que utiliza el Ejecutivo. En ese sentido, Lorena Lobos, presidenta de la Anef Bío Bío, comenta que “estos cambios sucesivos de conceptos dan una sensación de inseguridad sobre el plan de retorno del gobierno por cómo ha cambiado el discurso tan rápidamente. Mientras no exista una cura no habrá una normalidad. Intentar normalizar algo que hasta el momento no es posible nos parece una irresponsabilidad tremenda. Personal de salud nos ha reportado situaciones que no tienen las medidas de seguridad necesarias, si eso lo trasladamos a todos los servicios públicos no habrá disposición para todo lo que se requiere”.
En la economía, el coronavirus agudizó la crisis que comenzó con el estallido social y las consecuencias serán fatales para algunos negocios, principalmente los más pequeños.
Sara Cepeda, presidenta de la Cámara de Comercio, Servicios y Turismo de Concepción, indica que “hoy los locales están volviendo gradualmente a abrir, estamos trabajando fuertemente para que se estén cumpliendo las normativas de seguridad. Un 70% del comercio está abriendo con un horario acotado de 10 a 14 horas, pensar en horarios normales es para mucho tiempo más. Muchas empresas no van a sobrevivir a todo esto, tenemos que llamar al cuidado y la prudencia del público consumidor. Esto tendrá que ser paulatino y habrá que ir evaluando día a día”.
Violeta Montero, socióloga y directora del magíster Política y Gobierno de la Universidad de Concepción, asegura que es difícil hablar del regreso a la normalidad, puesto que en Chile la realidad será muy distinta a lo que se vivía previo al 18 de octubre, con el impacto que generarán el estallido social y la emergencia sanitaria.
“No vamos a volver a las mismas condiciones y a los estilos de vida de antes de octubre en Chile. Los niveles de malestar y conflictividad pueden acrecentarse a partir de la crisis económica que ya se está expresando. Desde un punto de vista sociológico, las condiciones subjetivas de temor e incertidumbre que ha generado la pandemia, afectan la tranquilidad y seguridad con las formas de vida que llevábamos previo a los últimos meses”.
Sobre un requisito mínimo para hablar de nueva normalidad, Montero dice que será “tener certeza sobre el control de contagios y, sobre todo, capacidad de respuesta ante brotes de la enfermedad”.
Finalmente, la socióloga explica que “es muy difícil opinar en este tema, puesto que hay más dudas que certezas. Vemos una falta de sincronía y polarización que afecta cualquier escenario y predicción”.