Política

Dispar análisis a interpelaciones y acusaciones constitucionales

Críticas por un supuesto abuso de ambos mecanismos y poca preparación, se contrarresta con la defensa a la labor de los diputados señalando que son necesarios y parte de la labor parlamentaria.

Por: Mauricio Luengo Viveros 19 de Enero 2020
Fotografía: Agencia Uno

Tras el estallido social, la crítica ciudadana al Congreso se ha situado por el aumento de las acusaciones constitucionales e interpelaciones, y no en trabajar en las demandas de la ciudadanía.

Bajo la vigencia de la Constitución de 1980, se han presentado 30 acusaciones constitucionales, destacando la presentada contra el actual Presidente Sebastián Piñera, la cual no prosperó. De las 4 admitidas, el último culpable fue el ex ministro del Interior y de Seguridad Pública, Andrés Chadwick.

Por otro lado, desde su aplicación en el 2005, se han efectuado 25 interpelaciones a ministros, siendo las últimas 5 correspondientes al período post estallido social.

Las críticas por el exceso de estos procesos constitucionales se contrarrestan con la defensa de la labor parlamentaria y también sobre un gobierno que debe responder por sus actos.

Parlamentarios

“Todos los diputados debiéramos fiscalizar al gobierno, es nuestro trabajo, incluidos los parlamentarios de derecha que son de gobierno, no están exentos de esta función fiscalizadora. Dentro de las herramientas de fiscalización está la acusación constitucional y la interpelación. Son herramientas que se deben utilizar bien, es un ejercicio necesario y cuando los ministros no responden las preguntas eso también entrega un mensaje, de que se avergüenza de sus políticas públicas”, señaló el diputado Félix González (PEV), quien hace días atrás interpeló a la ministra del Medio Ambiente, Carolina Schmidt.

Por otra parte, el diputado José Miguel Ortiz (DC), comentó sobre estos mecanismos que “son parte de la actual Constitución. En todas las acusaciones constitucionales que se han presentado nunca las he firmado. Son herramientas que se justifican”.

Para la senadora Jacqueline Van Rysselberghe (UDI) la acusación constitucional se utiliza con fines políticos. “Me preocupa que se utilicen políticamente, pero ellas se deben hacer fundamentadas. En el caso de Chadwick, todas las fundamentaciones fueron políticas. Estamos utilizando políticamente, por una mayoría circunstancia, sin ningún rigor intelectual la acusación constitucional haciendo que pierda todo sentido”, expresó Van Rysselberghe.

Analistas

La académica de la Universidad de Concepción, Jeanne Simon, se refirió a estos procesos sosteniendo que “son apropiados para el momento como mecanismo de accountability. Corresponde que los ministros respondan. Son atribuciones parlamentarias y es un momento donde la ciudadanía quiere escuchar a las autoridades”. Sobre el rol de los secretarios de Estado, Simon detalló que “me gustó la actitud de Briones, reconoce que forma parte de la política”.

Otra visión tuvo el exdiputado y actual académico de la Universidad Alberto Hurtado, Eduardo Saffirio, quien manifestó que “las acusaciones constitucionales han sido un factor de desprestigio del Congreso, han presentado acusaciones hasta con faltas de ortografía. Desde que se empezó a ocupar la interpelación, el grueso de ellas han dejado en ridículo por ignorantes a los parlamentarios interpeladores y los grandes ganadores han sido los ministros. Plantear 4 o 5 interpelaciones en dos semanas es una situación que no va a convencer a nadie, es un mecanismo de activismo político”.

Organizaciones sociales

Nelly Arratia, secretaria general de la Federación de Asistentes de la Educación Región del Bío Bío, se refirió a los procesos en cuestión puntualizando que “son buenos, porque si los ministros no saben que responder, deja algo en evidencia. Sin las interpelaciones tampoco harían nada, porque tampoco han escuchado las demandas. Han sido necesarias porque han dejado en evidencia la ineficiencia de este gobierno”.

Por su parte, Francisca Rubia, vocera del movimiento 8M Concepción, declaró que “las interpelaciones son necesarias. Son un tema que tiene que tratarse, pero no por eso dejar de lado las demandas sociales. Son necesarias las movilizaciones para reforzar un llamado de atención con las interpelaciones”.

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