Política

Los Derechos Humanos son la tarea pendiente en discurso del Presidente Piñera

Tras la polémica que se generó a partir de declaraciones sobre supuestos videos realizados en el extranjero, analistas desmenuzan el discurso de Piñera en medio de la crisis más grande en democracia.

Por: Mauricio Luengo Viveros 28 de Diciembre 2019
Fotografía: Sebastián Beltrán | Agencia UNO

Los discursos presidenciales han sido insumos muy importantes dentro de la actual crisis política y social que se vive en el país. La ciudadanía, en general, ha puesto más atención a las palabras del Presidente a partir del estallido social y, por ende, sus dichos han pasado a ser analizados con lujo de detalles.

En ese sentido, se han generado una serie de polémicas a raíz de las palabras del Mandatario, partiendo por su declaración de guerra, que lo contradijo con el Jefe de la Defensa Nacional, general Javier Iturriaga; hasta su última controversia a raíz de supuestos videos montados en el extranjero, sobre violaciones a los Derechos Humanos, que derivó en explicaciones del propio Jefe de Estado.

Ausencia de autocrítica

“El discurso ha sido profundamente errático, con una serie de errores comunicacionales. Ha dañado gravemente nuestra democracia y la propia imagen del Presidente Piñera. Ha existido una involución en su discurso, cada vez más lleno de odiosidad, alejado de la realidad, sin autocrítica y con una preocupante actitud de negacionismo frente a violaciones de los Derechos Humanos, ya que uno esperaría de un demócrata que reconozca su existencia, su condena y acciones para sancionar y evitar futuras violaciones. Uno esperaría un vuelco, reconocer y condenar las violaciones, con una profunda autocrítica, pero se ve poco probable”, señala Daniel Ibáñez, presidente de la Fundación Participa.

Acciones simbólicas

“Su principal error es no reconocer las violaciones de derechos humanos, reconocidos por múltiples informes de organizaciones prestigiosas. Su entrevista, donde plantea que los videos son falsos, demuestra su negacionismo de los mismos informes y su justificación posterior no logra transformar la percepción de que no le interesan los derechos humanos de los manifestantes. Más que un discurso diferente, se requieren acciones simbólicas, como visitar a algunas de las personas que han sufrido lesiones oculares. Hace difícil confiar en un compromiso con los derechos humanos sin acciones concretas”, sostiene Jeanne Simon, académica e investigadora de la Universidad de Concepción (UdeC).

Potenciar el pedir perdón

“Ha sido un discurso errático. Después de la palabra guerra, el Presidente cambió su tono, cambió su gabinete también, y se presumía que había un nuevo discurso, lo tuvo inicialmente, pidió perdón, dijo escuchar la voz de la gente, pero después surgen entrevistas o expresiones que echan pie atrás y demuestran que su discurso sigue siendo poco claro. Después de cada informe sobre Derechos Humanos ha hecho mea culpa, pero el discurso se cae cuando habla de intervención extranjera, hay una cierta duda de cuánto le importa el tema. Debe potenciar pedir perdón y reforzarlo de manera constante, y también reforzar lo que ya se ha avanzado en las demandas sociales”, expresa el analista y académico de la Universidad Andrés Bello (Unab), Felipe Vergara.

Hay una evolución

“El discurso puede ser más asertivo, pero en términos generales, evidencia buena intencionalidad y un espíritu de búsqueda de consensos. Hay una evolución evidente que da cuenta de la necesidad de cuidar el lenguaje para evitar descontextualizaciones y aprovechamientos políticos ante cualquier error. El gobierno siente un fuerte compromiso por los Derechos Humanos, no ha habido de su parte intencionalidad o planificación de vulnerarlos y se ha cuidado la independencia de los poderes del Estado para que las instituciones que correspondan hagan justicia, aunque en términos discursivos es necesaria una mayor claridad para evitar confusiones. No creo que exista intención de negacionismo. el Presidente está haciendo un equilibrio difícil e incomprendido. El discurso debe orientarse a la defensa de la democracia”, detalla Augusto Parra, presidente de la Fundación República en Marcha.

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