El nuevo comportamiento de la ciudadanía ante sus autoridades
19 de Diciembre 2019 | Publicado por: Diario Concepción
Lo ocurrido el pasado martes en el Teatro Biobío pone en evidencia la nueva mirada de la población hacia sus representantes políticos. Los casos se siguen acumulando.
Por: Mauricio Luengo Viveros
Chile está atravesando momentos de cambios. La clase política se ha desprestigiado y la ciudadanía lo ha hecho sentir con numerosas actividades, denominadas “funas”.
El intendente Sergio Giacaman sufrió un incómodo momento en el Teatro Biobío, donde no pudo quedarse al estreno de la cinta Amukan, obra que apoyó en Sanfic, y en la cual comprometió las instalaciones del Teatro para su estreno.
“Esto no nos hace bien a nadie. En tiempos de democracia, tenemos que cuidar el país. Es de las cosas más difíciles en lo humano que me han pasado como intendente. En la democracia ganan las ideas y no la violencia. Son cosas que están ocurriendo, a las que no tenemos que acostumbrarnos, condenarlas y trabajar para que no ocurran”, señaló Sergio Giacaman.
Desde el mundo político local reaccionaron también a lo que ocurrió con el intendente del Bío Bío.
“No me parece lo que le ocurrió al intendente Giacaman. A lo mejor no fue una buena decisión haber ido a una película vinculada al pueblo mapuche cuando vemos al Estado tomar acciones que no les permitan recuperar sus tierras y dignidad. Es lamentable lo que ocurrió y no lo comparto.”, comentó el alcalde de Concepción, Álvaro Ortiz.
Lo ocurrido con Giacaman no es nuevo. La senadora Jacqueline van Rysselberghe (UDI), sufrió una funa mientras se desplazaba en avión, de parte del grupo musical chileno Newen Afrobeat.
Alejandro Navarro (PRO), también vivió un incómodo momento a bordo de un avión.
En Santiago, la situación ha sido más tensa. El ministro Mañalich ha sufrido la ira de los profesionales de la salud en sus visitas a centros médicos. La ministra Isabel Plá fue encarada tras una entrevista en un medio de comunicación. Un joven decidió no saludar al ministro Herán Larraín y taparse uno de sus ojos.
Los ejemplos son muchos y, en algunos casos, no están asociados a manifestaciones violentas, sino a un descontento ciudadano.
Lesley Briceño, docente de la Facultad de Gobierno de la Universidad del Desarrollo, sostiene frente a esto que “lo ocurrido con el intendente Giacaman es lamentable. La sociedad civil puede tener discrepancias con las autoridades, pero este tipo de acciones, específicamente funas, nos traen recuerdos de situaciones que pueden limitar la libertad de expresión”.
Briceño agrega que “nos podemos encontrar frente a un nuevo fenómeno de sobreutilizar las funas con un uso de persecución. Su mal uso apunta a la libertad de expresión, porque la autoridad evitará declaraciones que le signifiquen consecuencias y eso va en desmedro del sistema democrático”.
Por su parte, el analista político Unab, Felipe Vergara, expresó, a raíz de las funas, que “lo que vivió el intendente Giacaman es lamentable, pero no es algo ajeno al quehacer político. No son cosas tan nuevas, el que es político tiene que asumir que son parte de la realidad. Son funas al desempeño del cargo y no a la persona en particular”.
Finalmente, Vergara añadió que “se está tratando a las autoridades de una manera igual o peor que a cualquier persona, eso tampoco es algo que corresponda. Hay que tener mucho cuidado, porque son autoridades que nosotros elegimos y que debemos respetar, por respeto a nuestra propia democracia”.