Trabajo investigativo recoge el testimonio de amigos y familiares del hombre que cambió el curso de la desidia dictatorial con su inmolación frente a la Catedral.
El nombre de Sebastián Acevedo Becerra nos traslada a una época oscura de nuestra historia reciente. Pocos conocen detalles de sus últimas horas de vida, cuando se inmoló frente a la Catedral de Concepción, la mañana del 11 de noviembre de 1983, desesperado por no saber nada del paradero de sus hijos, injustamente detenidos por la fuerzas represoras de la dictadura cívico militar.
De una u otra forma, su caso también es emblemático, porque desde que tomó su trágica determinación, la comunidad y la prensa internacional empezó a posar sus ojos en el país, y los medios en Chile, los grandes, ya no pudieron seguir obviando las violaciones a los derechos humanos que se venían cometiendo desde septiembre de 1973.
Sebastián Acevedo, siendo militante comunista, estaba lejos de estar en la primera línea. Tampoco participaba activamente de la vida partidaria, aunque siempre estaba disponible cuando era requerido. Era sólo un militante disciplinado.
En otras palabras, Acevedo, era mucho más que un opositor al régimen imperante, era un padre amante de sus hijos, un devoto por la lectura, la pesca y la física cuántica. Era una persona común y corriente, que gustaba de cosas simples, como ir al cine con su esposa Elena o reflexionar respecto del futuro de país.
Esto es parte de lo que se puede encontrar en el libro “Un hombre en llamas”, escrito por la periodista María Eliana Vega, que retrata la vida de Acevedo, en base a documentos y el testimonios de su familia y amigos.
Y quien mejor que Vega para entregar este relato, a veces crudo, pero lleno de amor. Claro, no se trata sólo de una periodista que ha dedicado su vida profesional a perpetuar la memoria y escarbar en los casos de derechos humanos más emblemáticos de la Región.
Para la periodista, el caso de Acevedo es especial, porque fue justamente el que la conmovió e impulsó a relatar estas historias cuando recién se iniciaba su carrera en el desaparecido diario Crónica.
De hecho, Vega ya había escrito un libro sobre Acevedo, durante la década de los ‘80, pero por distintos motivos, económicos principalmente, no pudo ver la luz. Aunque un extracto de ese trabajo apareció después en el libro “No hay dolor inútil” del año 1995, que cuenta la historia de la Pastoral de Derechos Humanos durante la dictadura.
Es por eso que cuando María Candelaria, hija de Acevedo, se acercó a la profesional en representación de “Corporación por los Derechos Humanos Sebastián Acevedo” para hablarle de la idea de publicar un libro, Vega supo que finalmente el círculo estaba cerrado.
“Cuando se iban a cumplir los 35 años de la inmolación de Sebastián Acevedo, el año pasado, pensé que era el momento. Por esas coincidencias de la vida, que finalmente creo no son coincidencias, María Candelaria habla conmigo. El libro yo ya lo tenía. Demoró 35 años en salir, pero, finalmente, salió”, comentó la periodista.
Una favorable postulación al Fondo Concursable de Fomento a la Memoria de la subsecretaria de Derechos Humanos, del año 2017, finalmente, posibilitó la publicación de la obra que este viernes será presentada en el salón de honor “Carlos Contreras Maluje” de la municipalidad de Concepción, a las 19 horas.
“Es un historia que a mí me marcó, porque yo sentí la urgencia de trabajar en derechos humanos, fue entonces cuando pensé que tenía que aportar como periodista, que yo no me podía quedar incólume, viendo cómo las cosas pasaban”, manifestó Vega.