En entrevista con Diario Concepción, el senador PPD advierte que el avance de grandes corporaciones como Facebook y Google no se encuentra presente en el debate político. Este y otros temas serán parte del Congreso Futuro, que tendrá lugar el miércoles en la zona.
Guido Girardi, senador PPD y miembro de la comisión “Desafíos del Futuro, Ciencia, Tecnología e Innovación”, se pregunta qué tienen en común el Bío Bío y Atacama. “Chile es como ir de Portugal a Siberia. Así de marcada es la diferencia de nuestro territorio y así de grande es la oportunidad de desarrollo”, ejemplifica, trenzando las profundas inequidades de las regiones con la coyuntura histórica que las atraviesa.
El legislador es uno de los impulsores del Congreso Futuro, instancia descentralizada que el próximo miércoles 16 de enero a las 9:00 horas aterrizará en Concepción, precisamente en el Teatro Biobío, lugar donde expertos internacionales y de la ciudad buscarán dar respuesta a la pregunta “¿qué especie queremos ser?”.
Tal vez sea ocasión de contestar qué Región queremos ser. En efecto, Girardi afirma que encuentros como estos permiten pensar el presente con un necesario matiz local. “Cada territorio debe ser dueño de su destino”, dice.
– El Congreso Futuro se pregunta, o le pregunta a la comunidad “¿qué especie queremos ser?”. ¿Qué hay tras ese cuestionamiento?
– Necesitamos democratizar el futuro y tomar conciencia de que nuestra humanidad está viviendo los cambios más profundos y acelerados que se han experimentado en la historia. Estamos viviendo una irrupción tecnológica nunca antes vista y al mismo tiempo el ser humano llegó a una cúspide de desarrollo. Vemos la emergencia del cambio climático, que puede llevarnos a una extinción masiva. Estamos en un proceso de desincronización tan profundo entre el desarrollo de la tecnología, de los cambios de la era digital, que está cambiando todo lo que conocíamos, incluida la democracia. Tal vez lo que estamos viendo es la emergencia de una nueva civilización.
– ¿Y la política no se ha dado cuenta?
– La temporalidad de la política sigue siendo la del siglo XX y no nos damos cuenta de que el ser humano está en otra fase. Hoy el futuro no está adelante, es contemporáneo al presente. Todo lo que conocemos cambia a una velocidad inusitada. Estamos en una carrera con una nueva realidad. Así como en el siglo XX gobernó el petróleo, ahora gobiernan los datos, y los datos los entregamos todos los seres humanos en forma gratuita a plataformas como Google, Facebook y Amazon, que son tan poderosas que controlan los datos de todos los seres humanos, al punto de que pueden predecirlos. Incluso pueden hackear nuestro cerebro, interferir en nuestros sentimientos y de cierta forma neuromanipularlos.
– Cabe preguntarse qué puede hacer un país como Chile frente a tamaño poder.
– Estas plataformas pueden devenir en dictaduras digitales, estas plataformas pueden reemplazar al Estado. Pueden terminar siendo ellas las que provean salud, educación. Uber podría reemplazar al Transantiago y los estados no están reflexionando, están paralizados. Si bien la ciencia y la tecnología son oportunidades inmensas, también hay un tema político: quién controla los datos. Por eso uno de los desafíos es democratizar los datos y volver a una dimensión ética.
– ¿Quién, entonces, gobierna a las corporaciones?
– Yo pienso que cuando el Congreso Futuro habla del rescate de lo humano, en el fondo hace la pregunta que tú haces. Cada día le entregamos más poder a las máquinas. ¿Cómo el ser humano se hace más independiente de la inteligencia artificial? La inteligencia artificial va a estar en todos los planos de la vida. Ahí nos preguntamos en qué medida el ser humano mantiene control sobre la inteligencia artificial.
– ¿Concuerda en que corresponde una reflexión política de cómo se llegó a este punto?
– Claro. Lo que está ocurriendo con este desarrollo es que el Estado, la política, los centros de pensamiento, están paralizados. Quienes hoy hacen el pilotaje democrático, visualizan el futuro, son las grandes plataformas, Facebook y Google, que tienen casi el monopolio de los cambios. La tecnología que modifica lo que hacemos. Ya no es el ser humano modificando la tecnología, es la tecnología que nos está cambiando a nosotros, incluso puede cambiar nuestro interior. El humanismo, que había logrado inhibir las desigualdades, profundizar ciertos aspectos democráticos, hoy puede enfrentar la amenaza de ser una contrademocratización. Porque si el poder político lo van a detentar diez plataformas, y esas diez plataformas van a concentrar todos los poderes, se genera un proceso de contrademocratización respecto de los avances del siglo XX.
– Los populismos, ¿son entonces una respuesta desesperada?
– Lo que estamos viendo es consecuencia de la vertiginosa velocidad de la irrupción tecnológica y la obsolescencia de instituciones que no entienden este cambio. Los ciudadanos, que intuyen que vienen cambios profundos, miran con incertidumbre, con temor. Y cuando la política y las instituciones no tienen respuesta, entonces se pavimenta el camino a populismos. Los populismos no van a dar respuesta. Son un anestésico de poca duración. Es por eso que es importante que las instituciones tengan respuestas. Porque si no las tienen, las reivindicaciones que antes hacían la izquierda y la derecha, las van a hacer los populismos. O Google y Facebook.