Tal como con Perú y las excepciones preliminares, el dictamen del máximo tribunal dejará esquirlas más allá del ámbito estrictamente jurídico.
El lunes primero de octubre, la Corte Internacional de Justicia (CIJ) ubicada en la ciudad de La Haya, Países Bajos, dará lectura a la sentencia definitiva del caso que enfrenta desde abril de 2013 a Chile y Bolivia por una obligación de negociar una salida al Océano Pacífico.
En esos términos lo formuló el país vecino en la demanda presentada hace más de cinco años, trámite a través del cual solicita a la corte que declare que, efectivamente, Chile tiene la obligación de negociar con Bolivia en orden a alcanzar un acuerdo que otorgue a esta última un acceso totalmente soberano al mar.
Eso en cuanto a la postura altiplánica. Chile, en tanto, ha sostenido que no existe tal responsabilidad alegada y que, de estimarse por el tribunal que ella sí persiste, ya se encontraría totalmente cumplida.
“Es importante recalcar que este juicio no es un caso sobre reivindicación marítima o una demanda marítima. Bolivia no ha pedido a la CIJ que declare que ellos tienen derecho a una salida al mar, reconociendo el mismo tribunal en su fallo de la excepción preliminar que ‘la solicitud (o demanda) no pide a la corte que juzgue y declare que Bolivia tiene un derecho soberano’”, afirma la abogada y especialista en relaciones internacionales UdeC, Paulina Astroza.
Sin embargo, como es de costumbre en estos eventos, el análisis en la antesala escapa a lo estrictamente jurídico e, inevitablemente, se traslada a la arena política, donde el cálculo de perdedores y ganadores puede ser tan nocivo como beneficioso.
El senador, ex secretario general de la OEA y otrora agente de Chile para la demanda Boliviana, José Miguel Insulza, así lo cree, aunque prefiere el optimismo al ser consultado por lo que sucederá el primero de octubre.
“Nosotros no vamos a perder, primero que nada. Yo estoy convencido de que no vamos a perder, porque Evo Morales lo que le pidió a la corte es que declare que Chile está obligado a negociar una salida soberana al mar para Bolivia, que ha incumplido esa promesa y que debe cumplirla ahora a la brevedad posible. Entonces, eso, la corte no se lo va a dar”, señala Insulza.
El también ex ministro, de todos modos, asegura que el Presidente boliviano “va a tratar de mostrar que ganó tomando frases de un fallo que probablemente va a llamar a que los países dialoguen y se entiendan”.
“Desde el punto de vista de Chile, el único riesgo es que se tomen las palabras del señor Morales y que haya voces acá que pidan la renunciar al Pacto de Bogotá y otra serie de cosas, como si nos hubiera ido mal, cosa que no va a ocurrir”, añade.
En esa línea, sentencia que el único riesgo político para Chile estaría dado por un eventual clima derrotista, que no guardaría relación con los hechos. “Si me pregunta cómo se puede perder por secretaría, diría que dividiéndonos entre nosotros. Yo espero que el conjunto de el país dé una muestra de unidad”.
Finalmente, el parlamentario su sumó a las críticas a Evo Morales, aduciendo que el mandatario “se dedica a la política interna a través de la política internacional y, como está en campaña, no va a admitir jamás que este fallo lo perdió. Ojalá que no siga contándole a los niños bolivianos que ahora van a tener salida al Pacífico muy pronto, porque eso es falso”, cierra.
Especialistas coinciden en que existen tres escenarios posibles de cara a la resolución de la corte, más un cuarto menos probable.
En primer lugar, se encuentra la posibilidad de que La Haya estime que no ha nacido ninguna obligación de negociar una salida soberana al mar. En segundo orden, que los jueces fallen que la obligación, efectivamente, emergió, pero que Chile ya la cumplió, independiente de sus resultados. Estos dos primeros planos serían leídos como una victoria para los argumentos de Chile.
Un tercer escenario surge de la eventualidad de que el tribunal señale que persiste una obligación de pactar y que esta no ha sido cumplida, instruyendo que se reanuden las conversaciones. En tal caso, se le daría la razón a Bolivia, aunque con una salvedad: la corte no establecería las consecuencias de esas tratativas, por lo que el territorio marítimo de Chile se mantendría intacto.
Un cuarto panorama, poco factible, implicaría que la Corte Internacional de Justicia desestimase sus conclusiones de la excepción preliminar, indicando que Chile no ha cumplido su obligación de negociar y que debe reanudar las rondas respectivas hasta que Bolivia obtenga una salida al mar. Lo anterior, predeterminaría resultados y escaparía al carácter apaciguador que se ha conocido de los magistrados de CIJ.
¿Cuál será la decisión final? Solo se conocerá el próximo mes.