El jefe de la cartera de Desarrollo Social comenta los resultados de la encuesta Casen en Bío Bío y Ñuble, e insiste en el crecimiento como motor de las políticas emanadas de La Moneda.
Alfredo Moreno, ministro de Desarrollo Social, ha transformado al Bío Bío en uno de sus destinos recurrentes. El martes pasado, nuevamente de viaje por Concepción, así lo dejó ver, tras completar una agenda tan ajustada como políticamente densa.
Temprano se trasladó hasta el encuentro Erede 2018, donde, resultados Casen en mano, abogó por acuerdos transversales en materia de pobreza. Más tarde, junto a estudiantes de la Universidad Andrés Bello (Unab), volvió a revisar las conclusiones de la encuesta para después, adentrada la noche, participar en el foro “¿Cómo construimos paz en Wallmapu?”.
El principal embajador de La Moneda fuera de la Región Metropolitana despunta dotes de figura política con mirada social, característica que lo ha empinado en la aprobación pública como también en la que se mide silenciosamente al interior de Palacio. Ahora, sin embargo, con un matiz. En tiempos de anuncio de reforma tributaria, el Alfredo Moreno ex CPC clama por el retorno al ciclo económico virtuoso que, dice, llevó a Chile a superar aceleradamente la precariedad en los ’90: inversión, crecimiento y empleo.
– ¿Cuáles son las buenas y malas noticias de la Casen?
– En lo que refiere a la Región del Bío Bío, lo que tenemos en primer lugar en materia de pobreza por ingreso, es que sigue disminuyendo. Esa es una buena noticia, pero disminuye a una tasa menor. En materia de pobreza multidimensional, que es una medida más exigente, a nivel país tenemos 3 millones y medio de personas que son pobres multidimensionales, en cambio solamente tenemos un millón y medio de pobres por ingreso. Si uno mira entonces esa pobreza, en el caso del Bío Bío, lo que uno ve es que, al igual que en el resto del país, las mejoras que veníamos teniendo se estancaron. Cuál es la particularidad: que esta encuesta incluyó la Región de Ñuble y las comparaciones no resultan tan fáciles.
– Hay que ajustar la compara- ción hacia atrás.
– Para comparar, a Bío Bío tenemos que sumarle Ñuble. Si uno hace ese ejercicio, lo que sucede es que la pobreza por ingreso sigue cayendo, pero en este caso no es 12,3% como muchos publicaron, sino 13,2%. Hay una caída, pero una caída menor. Lo mismo sucede con la pobreza extrema. En vez de ser 3,7% es 3,9% y, si uno va a la pobreza multidimensional, que mostraba en los datos de la estadística una caída de 19,2% a 17,4%, bueno, una parte de eso es por sacarle Ñuble. En realidad, la caída es prácticamente nada, porque es 18,9%.
– La desigualdad no muestra avances. ¿Es más sencillo reducir la pobreza que la desigualdad?
– La desigualdad se estancó en cualquiera de sus mediciones. Eso ya es una mala noticia. Pero lo más complejo es que cuando uno se mete un poquito adentro de esos números y los descompone entrelos ingresos que las personas reciben por su trabajo para dejar afuera lo que reciben por subsidios, en lo que es la distribución del ingreso solo por trabajo, ésta se mantuvo y empeoró. Y sustantivamente. La razón de eso es que la participación de los sectores más pobres disminuyó. De hecho, en el caso del 10% más pobre, su ingreso por trabajo no solo disminuyó en participación, disminuyó en términos absolutos. Bajó 6% y eso, ¿producto de qué? Porque hubo mayor desempleo.
– El gobierno pasado puso en su centro la desigualdad. ¿Cree que hubo un objetivo no cumplido?
– Uno puede tener distintas opiniones, pero no puede tener distintos datos. Uno podrá discutir las causas, efectos, pero lo que se muestra es una cosa. Un menor crecimiento que significó un impacto sobre el mercado del trabajo que, básicamente, le pegó a los más pobres. Y si no fue más, eso tiene que ver con que dichos sectores son los que concentran la mayor cantidad de subsidios, que, entre paréntesis, aumentaron. Su distribución siguió siendo la misma. Yo invito a volver a una conclusión que ha sido muy exitosa para Chile: hemos avanzado en la superación de la pobreza, pero, cuando lo hemos hecho, lo hemos hecho a lo largo del tiempo, aunque mucho más aceleradamente cuando tuvimos buen crecimiento.
– La ex Nueva Mayoría hoy es cuestionada por estos números. ¿El Gobierno también se propondrá disminuir la desigualdad, o preferirá la cautela pensando en futuras cuentas políticas?
– La desigualdad es una cosa que se mueve muy lentamente y lo que uno tiene que hacer es ir mejorando las condiciones para que eso vaya avanzando (la mejora del indicador). En primer lugar, a través de políticas sociales, y segundo, con los motores de largo plazo, que son el mercado del trabajo y, sobre todo, la educación. El resultado de la distribución del ingreso de hoy es resultado de cómo era la distribución de la educación décadas atrás.
– Ñuble debuta como la segunda región más pobre. ¿Cuál es el plan especial para ella?
– Es importante lo que señala. No son problemas nuevos, son problemas antiguos que hoy quedan más a la vista, pero que están dentro de lo que era la provincia. Las características de Ñuble, y también de La Araucanía, muestran lo que es la pobreza rural, que está muy por encima de la urbana. Por tanto, donde hay regiones con sectores rurales importantes, esto aparece. También las carencias de ciertos servicios públicos que son más difíciles de proveer.
– ¿Considera que la instalación de la región impulsará la superación de la pobreza?
– Probablemente permita focalizar más la atención en Ñuble, hay toda una organización del sector público que va a estar trabajando ahí y ellos con mayor claridad pueden hacer presentes los intereses de la región. Pero, más allá de las políticas gubernamentales, que son muy importantes en el caso de Ñuble, es relevante que, junto con el resto del país, haya un incremento de las actividades privadas junto al esfuerzo estatal.
– Bajo el argumento de la creación de regiones para superar la pobreza, con toda seguridad se levantarán nuevas provincias.
– La creación de una nueva región abre una posibilidad de hacer más patentes los problemas, pero no los resuelve. Hay que desarrollar las acciones necesarias para que las actividades crezcan.