El regreso triunfal de Bachelet a Naciones Unidas
12 de Agosto 2018 | Publicado por: Comunicado de Prensa
Difícil desafío es el que afrontará Michelle Bachelet como la nueva Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos. Lejos de una tranquila jubilación, los próximos cuatro años vendrán cargados de retos y dolores de cabeza.
Constanza Fernández Danceanu
Abogada y Analista Internacional
Con sorpresa se recibió en Chile hace unos días la noticia. La máxima autoridad de la ONU, el Secretario General António Guterres, anunció la nominación de la ex Presidenta Michelle Bachelet a uno de los puestos más complejos en la cabeza de la organización. La ratificación no se hizo esperar, la Asamblea General, es decir, los 193 Estados miembros de las Naciones Unidas, confirmaron la nominación por aclamación, de forma unánime, como es práctica para este tipo de elecciones. Así, desde el 1 de septiembre Bachelet comenzará su mandato como la máxima autoridad en derechos humanos en el mundo.
¿Qué es la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos?
La ACNUDH (o OHCHR, por sus siglas en inglés) es un organismo especializado de la ONU, creado en 1993, que tiene como objetivo promover y proteger los derechos humanos en el mundo. Esto significa un trabajo tanto técnico como político, principalmente enfocado en denunciar cuando los Estados cometen violaciones, y a gestionar crisis paralelas, las que hoy presenciamos en cada región de la tierra.
El Alto Comisionado saliente, el jordano Zeid Ra’ad Al Hussein, ha ostentado el cargo desde 2014 y anunció que no buscaría la reelección. Él ha sido muy duro en criticar, sin importarle si el objeto de su reproche era un pequeño país o una potencia mundial, lo que ha hecho que su trabajo sea cada día más difícil. Ha llamado abiertamente “xenófobos, populistas y racistas” a líderes mundiales, incluido Trump, y ha tenido permanentemente en contra a Estados Unidos, China y Rusia, lo que ha significado vetos en el Consejo de Seguridad de muchísimas de las condenas y llamados a acción que él ha encabezado, lo que se traduce en que la ONU como organización no ha podido reaccionar incluso cuando él ha denunciado diligentemente.
El aporte de Bachelet
Michelle Bachelet llega a imponer un estilo diferente. Aunque personalmente no puedo más que admirar el trabajo (y las agallas) de Al Hussein, considero que un cambio renovará los aires del cargo y tal vez conseguirá mayores resultados. Lo que la Oficina necesita hoy es alguien que busque alianzas y cooperación, más que enfocar su actuar en criticar duramente. Para ello el liderazgo internacional de Bachelet es preciso. Ella no fue nominada por su expertise técnica. Sin perjuicio de haber sido la primera Directora Ejecutiva de ONU Mujeres entre 2010 y 2013, y de ocupar hoy un asiento en directorio de la Alianza para la Salud de la Madre, el Recién Nacido y el Niño de la Organización Mundial de la Salud, y de ser miembro de Junta Consultiva de Alto Nivel sobre Mediación de Conflictos Internacionales, es su historia personal la que le entrega las credenciales necesarias. De víctima de tortura y exiliada de la dictadura, a ser la primera mujer latinoamericana en convertirse en Ministra de Defensa, y posteriormente ser la Presidenta de su país en dos períodos, ella encarna lo que la comunidad internacional esperaría encontrar en un Alto Comisionado.
Pero la tarea no será nada fácil. Antes de ser siquiera confirmada en el cargo, ya habían surgido críticas. La ONG UN Watch, que monitorea el actuar de la ONU, cuestionó su falta de condena a los regímenes autoritarios en Cuba, Nicaragua y Venezuela. Una vez que asuma el cargo solo se tornará más complejo. Su trabajo será increpar, más allá de la vereda política en que se encuentren, a los gobiernos que violen los derechos humanos de sus ciudadanos. Hoy, en un mundo en el que crisis gravísimas se viven en un sinnúmero de naciones, la labor será intensa y la responsabilidad grande. Pensemos en los conflictos entre Israel y Palestina, en Siria, Yemen, Libia, Sudán, Nicaragua, Venezuela, Corea del Norte, y tantos otros que se han mantenido por años, incluso décadas.
Este puesto no es un trampolín para llegar a la Secretaría General de la ONU como muchos han pronosticado. Es trabajo duro que requiere convicción y nervios de acero. Esperemos que Bachelet realice un excelente trabajo, por el bien de la humanidad, y sin perjuicio del color político -como lo destacó el Canciller Ampuero esperemos que Chile entero celebre la noticia, ya que tener a una chilena como la máxima autoridad mundial en derechos humanos es un honor para el país.