Política

El escenario y desafíos que esperan al nuevo presidente de Chile

Por: Luz María Astorga 17 de Diciembre 2017
Fotografía: Archivo

Ni Chilezuela ni Dubai. Ni cambios revolucionarios ni planes geniales. Esta elección –la más reñida desde Lagos y Lavín en 1999- conducirá a un gobierno moderado que, a ojo de analista, más bien “navegará” por cuatro años. Sí, a pesar de la polarización y de las campañas de terror de lado y lado. Pero no se trata de una opción ni espíritu genuino. No. El nuevo Congreso, el primero sin binominal, con nueva relación de fuerzas, parlamentarios jóvenes que ponen agendas, representantes de partidos viejos en crisis, imponen un cambio profundo en la forma de hacer política. Quien gane no tendrá mayoría ni en la Cámara ni en el Senado. La Constitución vigente, por su parte, obliga a altos quórum para leyes importantes… ¡No queda otra que sentarse a negociar! Ninguna ley puntuda pasará por este Congreso, advierten observadores. Algunos vaticinan que “el centro llegó para quedarse”. Otros, que Piñera y Guillier entienden que es el final de un ciclo y no el momento para revoluciones ni para técnicos. Se necesitan estrategas con buena muñeca. Gobernabilidad obliga.

Si gana Guillier, el país se va al despeñadero… ¡Chilezuela!

Si gana Piñera, la gente perderá derechos sociales, no habrá aborto con tres causales ni gratuidad para la educación.

Si gana Guillier, colapsa la Bolsa de Comercio (dicho por su propio presidente, Juan Andrés Camus).

Si gana Piñera, se impone el capitalismo feroz.

En días previos a hoy, el de la segunda vuelta, no fueron pocos los cabeza-caliente que usaron las redes y cuánto espacio hubo disponible para difundir mensajes apocalípticos, presagios de hecatombe. Bajo el fuego cruzado de las campañas del terror, expertos, analistas y políticos de lado y lado observaron con sangre fría. Ellos saben que post votación empieza lo que de verdad importa, la tarea dura: gobernar.

¿Obvio? No. Esta vez, el elegido no tendrá mayoría en el nuevo Congreso, el primero sin binominal, con fuerzas políticas fragmentadas, y estará obligado a negociar y buscar apoyos. Como nunca. Más que nunca.

Los comandos de Sebastián Piñera y Alejandro Guillier sacaron cuentas y cada cual cree (o dice) estar mejor preparado para construir gobernabilidad, clave a partir de ahora.

Juan Antonio Coloma, UDI, piensa que no tener mayoría “obliga a una política de acuerdos que creo beneficiosa, en general. Uno de los grandes dramas del actual gobierno es que nunca tuvo contrapeso. Le bastaba que dos o tres se pusieran de acuerdo a nivel oficialista y, sin mayor reflexión, luego lo imponían en el Parlamento. Sucedió con las reformas tributaria, educacional, laboral y con el intento de reformar el Código de Aguas… Cuando uno tiene una suerte de poder total, el análisis es débil. Distinto a cuando necesitas convencer a quien piensa distinto…  Pero a mí no me complica ni amarga esto de las mayorías”.

Para Coloma, lo de la gobernabilidad es el cambio “más grande e importante”. Agrega:

-La Concertación, más allá de contar con un Parlamento contundente, tuvo una forma de dirigir, de entenderse, lo que le dio gran ventaja. Eso cambió y ahora quien ha mostrado gobernabilidad es Chile Vamos, que no solo tiene más parlamentarios (71 versus 57), sino un programa, una forma de actuar, un destino común, cohesión. La NM carece de esto. ¿Qué la une? El tema del poder. ¿Qué tiene en común la DC con el PC? Prácticamente nada. Piñera asegura gobernabilidad.

(Las cuentas de Coloma no consideran, y se entiende -están todos en campaña-, lo que realmente puedan tener en común Evópoli con la UDI, o Felipe Kast con José Antonio Kast, o el PRI con la derecha más dura).

SE BUSCA TALENTO

Para Gloria de la Fuente, directora de la Fundación Siglo 21 e integrante del equipo de Guillier, el cambio que se cristaliza en el Congreso es parte de un proceso más largo de la sociedad: nuevos actores, con capacidad de movilización y de poner nuevas agendas a través de la vía institucional y de cargos de representación, en lugar de mantenerse en la demanda y conflicto social. “Lo que viene es una nueva normalidad democrática que implica generar acuerdos de manera distinta. Y creo que existirán muchas más posibilidades de alcanzarlos con Guillier que con Piñera, porque existe más proximidad entre el FA y la NM que entre el FA y CHV”.

Esto, dice, aunque el Frente se declarara como “oposición” en el Congreso porque “una cosa es ser opositor en desacuerdo absoluto de una agenda y otra, serlo, pero teniendo cierta cercanía. Si gana Guillier se generará esa proximidad”.

Claro que “sea quien sea el ganador resulta más o menos evidente que tendremos que buscar nuevas maneras de persuasión entre el Ejecutivo y el Legislativo”. Para esa tarea, a juicio de la cientista política, será clave el comité político que lidera la conversación en el oficialismo y el ministro Secretario General de Gobierno, encargado de la relación con el Congreso.

Coincide el ex PPD José Joaquín Brunner, quien además afirma que los integrantes de ese equipo –que “debe ser más importante que Hacienda”- tienen que ser personajes transversales y con redes, “como lo fue en su momento Edgardo Boeninger o Carlos Figueroa… gente con capacidad estratégica, algo que no ha funcionado en este gobierno y que a Piñera le costó mucho los primeros meses, hasta que llegó Chadwick. El primer desafío del nuevo mandatario será demostrar que tiene equipo para manejar un tiempo que se viene difícil. No soy escéptico porque están las personas y las condiciones; el asunto es aprovecharlo y establecer prioridades que unan a distintas fuerzas políticas”.

– ¿Cuál de los dos candidatos está más preparado para eso?

-Los dos tienen a su alrededor capacidades técnico-intelectuales-políticas que se han construido por 25 o 30 años. En la NM existe cúmulo de gente con talento que este gobierno no supo aprovechar. Por otro lado, en el primer mandato de Piñera se formaron muchos jóvenes. Ni Piñera ni Guillier tendrá los problemas que hubiera enfrentado el Frente Amplio.

LA HORA DEL FIN

“Esto es relevante: la composición parlamentaria viene a atemperar todas esas expresiones tajantes y lapidarias respecto de si triunfa uno u otro en todas esas campañas que hemos visto en los medios”, dice Cristóbal Bellolio, cuentista político y académico de la U. Adolfo Ibáñez. “Porque ninguno tendrá los votos necesarios en el Congreso. Así, el elegido navegará esos cuatro años. Algunas reformas llegarán a buen término si se alcanza consenso cumpliendo con unas mayorías que superarán a las propias coaliciones, pero ninguno podrá hacer grandes cambios ni transformaciones. Le guste o no a muchos, operamos aún con una Constitución que fija altos quórum para ciertas leyes orgánicas”.

El quórum calificado, por ejemplo, requiere el voto de 50% de los miembros en ejercicio.  En diputados, hoy el FA tiene 20, el PS 18, el PPD 9, la DC 14, el PC y Prsd 8. CHV suma 71 que en el total de 155 “no le alcanza”, dice Bellolio. Pero eso no significa que la “mayoría” sea para Guillier “porque no está claro que el Frente (que no formará parte de un eventual gobierno de la NM), se vaya a plegar de buenas a primeras a lo que proponga el conglomerado”.

Especula:

“Lo que podría pasar es que ciertas reformas que promueva el gobierno guillierista y que no estén pensadas para dar gusto al Frente, sean negociadas con la derecha, como ocurrió con la reforma tributaria donde en “la cocina” –decía el senador Zaldívar- derecha y NM terminaron acordando cosas”.

Bellolio cree que, si hablamos de grandes transformaciones legislativas, la izquierda será quien necesite esas mayorías porque “Piñera se contenta con trabajar desde el Ejecutivo metiendo leños a la economía, a través de la gestión presupuestaria, sin tener que pasar por el Congreso. La derecha no viene a proponer reformas estructurales. En ese sentido creo que puede ser más complicado para Guillier: necesita cambios para cumplir con el programa”.

– ¿Y si no consigue el apoyo?

-Puede girar hacia la izquierda y pedir colaboración al FA. Pero, también, decir “mejor aislar a estos muchachos e intentar grandes consensos con la derecha. Un ejemplo: la AFP estatal. Al Frente eso no los satisface, quieren eliminar el sistema de capitalización individual y reemplazarlo por uno de reparto. Pero Guillier y Rosales han sido claros al decir que no es posible y, por tanto, que buscarán dar opción a la gente con un sistema mixto público y el privado vigente.

-Piñera ya se abrió a la idea de AFP estatal…

-Por eso no me extrañaría que el día de mañana la gente de CHV diga que sus votos están disponibles, tratando de salvar el sistema de AFP.

Agrega:

-Tampoco me extrañaría que ante la amenaza de una Asamblea Constituyente –a los que muchos en la derecha le tienen terror- estén dispuestos a conceder una nueva Constitución redactada por el Parlamento o alguna fórmula. En el fondo, se trata de entregar algo que les haga ganar tiempo para salvar ciertos pilares del sistema, sin que sea la propuesta del FA. Quizá Guillier tenga más interlocutores en la derecha y de mayor utilidad que los del FA. Va a ser interesante ver eso.

Al final, dice Bellolio, cualquiera de los dos “navegará” porque ya se dieron cuenta que este es el fin de un ciclo. Tienen 65 o más años y las figuras políticamente atractivas andan por los treintitantos. No creo que intenten hacer grandes transformaciones en un país que ya no entienden tanto. No porque se hable otra lengua, sino porque los jóvenes llevan otro Chile bajo la piel”, no vivieron ni la dictadura ni la vuelta a la democracia.

¿TÉCNICOS O ESTRATEGAS CON MUÑECA?

Rodrigo Arellano, vicedecano de la facultad de Gobierno de la U. del Desarrollo, enfrenta la situación del Congreso resaltando que CHV “está casi cerca de la mayoría, que le daría más poder para obtener acuerdos. Eventualmente, un gobierno de Piñera tendría más gobernabilidad porque Guillier deberá buscar acuerdos con CHV y con el FA. No es lo mismo negociar con dos que consensuar con 20”.

-No parece tan claro, si consideramos que la elección provocó una crisis de varios partidos e, incluso, tiene a cuatro (PRO, País, MAS e IC) a punto de desaparecer porque no lograron el porcentaje de votos que exige la ley. Ahora, o se funden o mueren. La DC está en crisis y el PPD “en el momento más difícil” según Harboe. En enero varios van a encarar estos problemas.

-Sí, algunos están con temas internos que probablemente van a desnudar más adelante. Hay parlamentarios pidiendo la renuncia de la presidenta de la UDI, Jacqueline van Rysselberghe, además… Las elecciones dejan derrotados no solo a nivel presidencial, sino también de estructuras partidarias. La UDI ya no es el más importante en la centroderecha, fue superado por RN; Evopoli también tiene opinión… Piñera deberá convivir con almas muy distintas dentro de su coalición. José Antonio Kast dejó clavada su bandera en algunos parlamentarios, especialmente de la UDI que no comulga con Felipe Kast y éste tampoco con Manuel José Ossandón… Lo mismo con Guillier que tiene al PC.

Pero, al final, comenta Arellano, “el país tiene que avanzar y buen estratega tiene que identificar bien los vasos comunicantes. Si no es la gratuidad, quizá sea un porcentaje en el fondo de Pensiones o una AFP estatal; mejorar el Acuerdo de Vida en Común, AUC, en lugar del matrimonio homosexual, cosa a la que ya se abrió Piñera, tal como la adopción homoparental. En esto jugarán rol importante los encargados de cada área. Y, sea quien sea el elegido, en las áreas estratégicas debe nombrar ministros con muñeca. Al menos la primera etapa del nuevo gobierno, no será el tiempo de los técnicos”.

Anticipos de agenda

El triunfador –Piñera o Guillier- está obligado a generar políticas de consenso. No como la de comienzos de los ´90, dice Gloria de La Fuente, porque la lógica de la transición era otra.  “Reglas del juego heredadas de los 80; Pinochet, comandante en Jefe de Ejército hasta 1998; una agenda limitada y muy cuidada porque el temor de una regresión rondó por años… Hoy, lo que está instalado es la velocidad de los cambios que Chile tiene posibilidad de generar y soportar. Eso va a depender de las negociaciones, no será una revolución sino una agenda ordenada de diálogo para establecer prioridades”.

–  ¿Cuáles serían hoy los puntos posibles de encuentro entre CHV y NM?

– Sí o sí un acuerdo sobre lo previsional, es una urgencia. Se avanzará en cambio a la Constitución, aunque no sé si se alcance a materializar, pero se crearán acuerdos sobre los mecanismos. Sobre AFP y Salud y, tal vez, algún tipo de coincidencia sobre el modelo de desarrollo y la productividad.

Sobre lo mismo dice José Joaquín Brunner:

-Inversión en infraestructura. Los dos candidatos son conscientes y hacen propuestas en este sentido. En asuntos más peliagudos, no descarto cierta coincidencia en Salud que ya se ve en que lo fundamental es fortalecer la salud primaria. Invertir más y con mayor calidad en hospitales, hacer reformas sin cambiar las bases del sistema mixto de salud. También en AFP, donde la discusión podrá ser si tres o cuatro puntos van a ir a cuentas individuales o dónde. Chile entiende que se debe mejorar la administración, introducir más competencia, y hacernos cargo de las pensiones bajas que no se podrán aumentar de manera abrupta, pero hay que hacer un esfuerzo. Los candidatos y sus equipos técnicos están en esa línea.

La fuerza del centro

En Facebook, Mario Waissbluth, el ingeniero civil, académico y director del Centro de Sistemas Públicos de la U. de Chile, tiene más de 83 mil seguidores. A ellos posteó su teoría esta semana, bajo el título de “El centro político llegó para quedarse, aunque no lo crea”. En pocas palabras: ni Piñera ni Guillier podrán sacar adelante ninguna “ley puntuda”.

Son sus “predicciones luciféricas”, dice con su especial humor.

Nos comenta que si Piñera quisiera cambiar a Ley de inclusión o si Guillier pretendiera terminar con las AFP, no tendrán apoyo. El Congreso –y en particular el Senado- está casi pareados “y más polarizado que nunca. Por eso cualquier proyecto polémico será negociado cláusula por cláusula”. Y las tiendas más cercanas al centro, Evopoli y la DC pasarán a ser “partidos bisagra, que cobrarán muy cara su aceptación”.

“Lo que pasa es que en esta elección –la más peleada desde la de Lagos y Lavín en 1999- la gente en delirio electoral, con campañas de terror de lado y lado, cree que cualquiera que gane podrá convertir a Chile en Venezuela o Dubai, pero nada de eso pasaría por el Parlamento”.

Al 2021, haciendo ficción con que el Frente Amplio ganara la presidencial, “salvo que fueran mayoría arrasadora, cuestión menos posible que la castidad de Karadima, tendrán que seguir pidiendo permiso a la oposición y a los partidos de centro. ¿Eliminar las AFP de un porrazo? ¡Permítame que me ría! Lo mismo si triunfara “el partido kastistapinochetista y quisiera terminar con la Ley de aborto. Filo con los extremos. Los del centro vencimos ¡sin darnos cuenta!”.

Esa gran debilidad

– ¿Cuál sería la mayor debilidad en la política de acuerdos?

Bellolio:

-En la derecha, la dificultad de conseguir votos más allá de los diputados con que cuenta. No tiene mucho de dónde sacar, ni más que ofrecer, salvo que haga lo que hemos visto estos últimos años: recurrir a parlamentarios que funcionan como “república independiente”.

(De la Fuente, sin embargo, cree que eso ya no funciona porque ahora hay distritos con varios parlamentarios, lo que debilita la imagen y el poder de caudillo o dueño de la zona, que tuvieron los parlamentarios).

Bellolio:

-En la izquierda, el problema mayor puede ser resistirse a la tentación de lo que quiere el Frente, que no se va a cuadrar si las reformas son moderadas. Entonces, podrían pensar en radicalizar…. Pero si hacen eso estarán diciendo que el núcleo de poder, el eje, la gravitación, está en el FA. Es muy complejo, pero una manera de salvar la plata por mientras porque aparecería un Guillier exitoso, firmando reformas que son pan para hoy, hambre para mañana, porque van a empoderar a un Frente que, ya sabe, viene por él. Y, por otro lado, a los frentistas no le conviene regalarle muchas victorias porque en la perspectiva de mediano plazo quiere que se desangre”

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