Felipe Harboe y el golpe al PPD: “Los que no se quieran renovar, van a morir”
09 de Diciembre 2017 | Publicado por: Javier Cisterna
El descenso en la Cámara de Diputados del PPD fue pronunciado. De cara a la conformación del nuevo Congreso Nacional, luego de contar con quince diputados en ejercicio, la tienda dirigida por Gonzalo Navarrete tendrá que conformarse con ocho, lejos de la perspectiva que ofrecía el nuevo sistema electoral y el consiguiente aumento de cargos en disputa.
Y pese a que en el Senado no se vieron mermados y mantienen la delantera dentro de la Nueva Mayoría -o lo que va quedando de ella-, en el partido existe un diagnóstico crítico que excede el campo de los números.
El golpe, dicen, es también político y los obliga a repensar el futuro de una colectividad que no calza en el esquema de la izquierda dura ni tampoco en el centro clásico concertacionista.
Así por lo menos lo cree Felipe Harboe, una de las voces escuchadas dentro y fuera del PPD. En su análisis, el senador por el Bío Bío desliza críticas a la actual administración de la colectividad, pero también recalca que los resultados son, a su vez, señales de los nuevos tiempos, y que quienes no sepan interpretarlos se quedarán fuera del incierto futuro de la socialdemocracia chilena.
– ¿Qué lectura hace de las pasadas elecciones?
– He planteado varios problemas. Primero, un problema de marca, creo que el PPD tiene muy golpeada su marca por eventos como SQM y otros. Tiene un problema también de domicilio político, porque cuando un sector del partido toma la decisión de girar a la izquierda, hay que disputar un nicho electoral al PS y el PC, y si un votante es de izquierda, entre votar por el PPD o votar por el PS, que tiene una tradición de izquierda, vota por ellos. Un tercer punto es que creo que hubo una mala negociación. Creo que la directiva del PPD conformó listas parlamentarias pensando aún en la lógica binominal.
– ¿Se sostiene una directiva con los errores que menciona?
– Uno puede tener la tentación de plantearlo, pero lo que pasa es que la situación del PPD es de tal complejidad, tan seria, que hay que esperar la elección presidencial y después analizar con calma, porque está la tentación de decir hoy ‘que se vayan todos’. No es prudente. Hoy lo que corresponde es concentrarse en que Alejandro Guillier gane, después de eso nos tenemos que sentar con cautela.
– En ese análisis, ¿se abre a la posibilidad de acercarse a la dirección nacional?
– Nadie puede restarse de este proceso. Yo tengo hoy una tremenda carga legislativa. Presido dos comisiones, integro cinco y tengo una zona demasiado grande todavía para representar. El despliegue territorial que tengo que hacer para dar cobertura a la zona y hacerme cargo de temas legislativos, me hace difícil asumir más funciones, pero en momentos de crisis todos tenemos que estar disponibles. Yo estoy disponible para ayudar. Lo que me motiva es ayudar a rearticular a la centro izquierda en un proceso de renovación generacional y renovación ideológica.
– ¿El oficialismo debe hacer una autocrítica respecto de su apoyo a Guillier? Girardi calificó al candidato como “un castigo”.
– Eso es natural porque no hubo primarias. Si hubiésemos tenido primarias entre Alejandro Guillier, Carolina Goic y Ricardo Lagos, todo ese debate se habría canalizado. Como no hubo primarias en la Nueva Mayoría, esas diferencias persistieron. Lo que ocurrió es que, probablemente, el equipo originario de Guillier no estaba incorporando esas visiones.
– A la luz de los números, ¿fue un error el camino propio de Carolina Goic?
– Me parece que hubo algún error de cálculo al pensar que la base demócrata cristiana quería un camino separado de la centro izquierda. Hubo gente de la DC que no participó activamente de la campaña de Goic y eso tampoco es bueno para el partido. Una alianza de centro izquierda que dé gobernabilidad a Chile requiere de la DC. Soy de los que valora el rol de la DC en el retorno a la democracia, por lo tanto tenemos que abrazar al partido en un proyecto de izquierda que logre incorporar los elementos de la socialdemocracia.
– En las pasadas elecciones se quiebra el eje PS-DC y el llamado partido del orden. ¿Se puede proyectar la Nueva Mayoría?
– El término del binominal ha terminado a su vez con la transición política de Chile, y lo que veremos ahora hacia el futuro es un reordenamiento de las fuerzas políticas. Las actuales alianzas responden a la lógica del ‘Sí’ y el ‘No’, y hoy lo que va a ocurrir, lo que está en su germen, son nuevas alianzas. Por lo pronto, quizás, volver a los tres tercios. Mi percepción es que van a surgir nuevos movimientos al amparo del mundo socialdemócrata.
– ¿Se deben tender puentes con el Frente Amplio (FA) en este nuevo referente?
– El futuro del FA está por verse, por su diversidad. Como lo dice su nombre, es un frente, un pacto electoral. Hoy es eso y hemos visto ya diferencias. Sin perjuicio de ello, la centro izquierda debe reorganizarse, tenemos que ser capaces de reorganizarse, tenemos que ser capaces de reorganizarnos en una coalición política que garantice gobernabilidad, crecimiento y redistribución. Esa fuerza política debe ser lo suficientemente amplia para darle domicilio político a esa gente que se fue para su casa. Los partidos quedaron anclados en las lógicas de alianzas de los ‘90 y ahí es donde, creo, hay que poner el énfasis.
– ¿Hay espacio para el PPD en este nuevo escenario?
– Lo que ha ocurrido es una debacle electoral en diputados, pero el PPD va a ser la primera fuerza en el Senado junto al PS y el grado de influencia de los senadores es muy importante. Quien sea que gobierne requiere siete votos para lo que sea. Pero mi planteamiento va más allá de eso. El PPD tiene que definir su domicilio político y, a mi juicio, tiene que crear un gobierno corporativo de partido que dé garantías a todos los militantes. Yo me inclinaré por un partido que levante las banderas de una socialdemocracia renovada.
– ¿Los demás partidos debieran seguir un camino similar?
– Los partidos políticos tienen que adecuarse a la realidad y mi percepción es que tenemos una realidad que va mucho más adelantada a los partidos políticos. Los que no se quieran renovar o no se reinventen, van a morir en el intento.