La coalición del Presidente Mauricio Macri obtuvo un histórico espaldarazo en las pasadas elecciones para renovar parte de la testera de los diputados y senadores. El kirchnerismo, derrotado, ahora disputará protagonismo desde una fraccionada oposición.
Los votantes argentinos hablaron el pasado 22 de octubre y su voz se escuchó con fuerza en el escrutinio final. Cambiemos, la alianza del Presidente Mauricio Macri, avasalló en las urnas, ganando nuevos elementos para un Congreso de la Nación que nunca antes estuvo tan inclinado hacia la derecha.
En la antípoda, una oposición dividida que aún no se reconoce bajo el liderazgo de Cristina Fernández, recibió un golpe por partida doble. Porque no solo se trata de perder escaños de diputados y senadores, sino que también de esfumar el apoyo popular que cimentó 12 años de kirchnerismo.
“Lo que está ocurriendo es que el macrismo avanzó en capturar las lógicas territoriales y eso podría decirse que equilibra lo que sucedía en Argentina años atrás, cuando el kirchnerismo, el justicialismo o el peronismo mantenían cierto control de las provincias”, afirma Sergio Toro, doctor en Ciencia Política UdeC y director del Centro de Información para la Democracia, DemoData, recalcando la importancia del componente local.
Por su parte, Danny Monsálvez, doctor en Historia y académico de la Universidad de Concepción, asegura que la consolidación de Cambiemos, y su irrupción más allá de las fronteras del Gran Buenos Aires, también guarda relación con “la atomización de la izquierda y un manto de corrupción que se ha tendido sobre el kirchnerismo y que ha calado muy fuerte en la sociedad argentina”.
En ese sentido, añade un tercer punto al análisis, ya que los comicios son “un buen barómetro para constatar efectivamente si el descontento social que se decía existía contra el gobierno se traducía en votos de rechazo”, cuestión que finalmente no sucedió.
Eje izquierda derecha
En cuanto a cifras, en la Cámara de Diputados Cambiemos obtuvo 61 asientos, 21 más de los que defendía. En tanto, el kirchnerismo y sus aliados perdieron 10 lugares, alcanzando 25 representantes.
En el Senado la situación no fue diferente. Cambiemos resultó con 12 electos, 9 más de los que ponía en juego, mientras que los ‘K’ cedieron 8 posiciones y mantuvieron 2, quedando relegados a ser la tercera fuerza en la Cámara Alta, tras el Partido Justicialista.
Para Sergio Toro, esta situación reconfigura el eje izquierda derecha en el país trasandino, siempre difuso y complejo de analizar por la extensión del peronismo.
“Argentina ha sido difícil de mirar desde izquierdas y derechas. Menem aplicó reformas estructurales venidas desde el consenso de Washington, una serie de privatizaciones arraigadas en modelos neoliberales, y Menem era peronista. Eso demuestra que el peronismo era más amplio que la izquierda. Lo que hace Cambiemos en estas elecciones es volver a la métrica izquierda-derecha, permitiendo observar tendencias más claras”, subraya el analista.
Más allá del repliegue de las fuerzas, Danny Monsálvez no cree que esto signifique que Argentina se haya transformado en un país de derecha.
“La gran pregunta que queda es si esto es un punto en ascenso, si se consolida Cambiemos como un gran proyecto, o si sigue siendo todavía un cheque en blanco que la ciudadanía le entrega al gobierno”, indica el especialista, al tiempo que pone de relieve el “voto de rechazo al kirchnerismo” como un elemento circunstancial de apoyo a la gestión de Mauricio Macri.
Presidenciales 2019
En exactos dos años más los argentinos deberán escoger a un nuevo Presidente de la República, y mientras algunos dicen que se trata de una eternidad para los tiempos de la política, otros auguran un resultado muy similar a las recientes legislativas.
Lo cierto es que la oposición ostenta el gran desafío de levantar un liderazgo que compita con la fuerza que Macri extiende desde el gobierno, en un contexto de sistema electoral que le permite al líder de Cambiemos ir por una reelección inmediata, tal como hizo Cristina Fernández en 2011.