“Arturo Frei Bolívar ¡uno como usted!” rezaba la franja electoral presidencial del independiente Arturo Frei, en el año 1999. 18 años después, al preguntar por este candidato no son pocos los que recuerdan esta estrofa de su himno de la campaña presidencial, que si bien fracasó en lo electoral (0,38% de los votos), quedó en el recuerdo sonoro de los chilenos.
Esta táctica es la que todos los candidatos tratan de utilizar en cada elección, ya sean municipales, parlamentarias o presidenciales. Por lo que este año tampoco será la excepción.
En la presidencial, Sebastián Piñera modificó el clásico de José Luis Rodríguez, Pavo Real, a la que le incluyó su slogan de campaña “vienen tiempos mejores, juntos podemos llegar a la Moneda”. Mientras que a nivel local, escuchamos piezas musicales que describen las características de los candidatos, siempre acompañados de ritmos pegajosos, que logran quedar en la mente de los votantes.
Más polémico es el caso del candidato UDI a Core por Arica, Andrés Peralta, quien presentó en su Facebook un cuestionado videoclip con música electrónica que reza “Vota Peralta, satisfacción garantizada”, con un grupo de mujeres jóvenes con poca ropa, realizando labores de construcción en actitud candente.
Para el periodista y especialista en música, Rodrigo Pincheira, la inclusión de la música popular obedece a varias razones.
“Una de estas es el poder de persuasión que tiene en las personas. Por lo tanto, algo bailable con una estrofa pequeña y que tenga un verso pegajoso, ayuda a que exista una repetición y se logre una aceptación por parte de los votantes”, comentó.
El también académico de periodismo de la Universidad Católica de Santísima Concepción (Ucsc) dijo que el fenómeno de los jingles en las campañas políticas comenzó en Chile en la elección presidencial de 1920, cuando Arturo Alessandri utilizó el clásico mexicano “Cielito Lindo” con frases como “Sí, ayayai, Barros Borgoño, espérate a que Alessandri, Cielito lindo, te baje el moño”.
Mientras, desde el punto de vista político, estiman que esta es una forma de hacer llegar las ideas de forma simple y sencilla, además de que se logra una memoriza- ción del discurso.
Según el académico de la Universidad de Concepción (UdeC) y director del Centro de Información para la Democracia, Sergio Toro, el jingle busca una recordación del candidato que tiene
efectos disímiles en los votantes. “Algunos creen ue el jingle define, pero las investigaciones creen que el jingle es un mecanismo de reforzamiento de los votos conquistados”, opinó.
Esta situación ayuda a la segmentación de los votantes a los que pretenden apuntar.“Al escuchar estos temas se pretende lograr una aproximación a los meetings y una memorización del discurso”, dijo Toro.
Bajo el escenario de voto voluntario, el investigador cree que los jingles puede ser la forma de acercamiento al voto duro. “Es la puerta de entrada del candidato a los hogares”, acotó.
Un escenario para desplegar campañas son las redes sociales, donde los mensajes de los candidatos y sus respectivas frases primordiales son pieza clave para mantener su presencia ante los votantes.
El académico de la Escuela de Periodismo de la Ucsc, Javier Martínez, sostiene que los jingles de campaña no entran en esta nueva lógica de comunicar. “No están pensados para redes sociales porque instalan una idea básica. No es seguro que el mensaje llegue”, opinó.
Martínez cree que el uso de estas frases musicales está obsoleto. “Es una metodología antigua. En este caso, se puede lograr retener el nombre del candidato más que las frases, haciendo que se transforme en un voto seguro”.
“La popularidad del candidato no necesariamente se puede reflejar en un voto y eso es fácil de contrastar, seguidores versus cantidad de votos”, acotó el académico.
En tanto, el profesor Toro, recalca que “las redes sociales son mundos propios que terminan funcionando como cámaras de eco de los temas que ellos quieren hablar. Por lo que mayor resonancia fuera de ese mundo no se logra”.