Dejó de ser un Partido para transformarse en una entidad donde el lucro y la rentabilidad de sus inversiones son más importantes que los problemas del país, en especial de sus capas más desposeídas.
Dejó de ser un Partido para transformarse en una entidad donde el lucro y la rentabilidad de sus inversiones son más importantes que los problemas del país, en especial de sus capas más desposeídas.
A mis amigos y amigas, a mis camaradas y a todos quienes me conocen, pido perdón. Lo hago enterado esta mañana, no sin estupor, que el viejo, digno y perseguido Partido Socialista en el que milito desde los 18 años, ha mutado y es ahora una Sociedad de Inversiones.
Dejó de ser un Partido para transformarse en una entidad donde el lucro y la rentabilidad de sus inversiones son más importantes que los problemas del país, en especial de sus capas más desposeídas. En estos momentos de gran dolor para mí, no quisiera caer en lugares comunes, sin embargo me siento obligado a recordar a los dirigentes responsables de su conducción que este es el Partido de Salvador Allende, de Exequiel Ponce, de Carlos Lorca, Ricardo Lagos Salinas, Clodomiro Almeyda y de miles de camaradas que cayeron luchando por la democracia, la libertad y la República.
Por respeto a esos socialistas ilustres, aquellos que, capturados ideológicamente por un modelo cuyo motor es la codicia y la meta es el lucro, lo han transformado en una Sociedad de Inversiones, tienen que pagar y deben ser sancionados. Esa es la única manera de comenzar a restaurar el viejo Partido y con ello recuperar de manera progresiva la confianza de la gente y de los militantes que, como yo, nos sentimos fuera de él.
La actual Dirección está en conocimiento de otros graves hechos que han afectado y afectan la vida interna del Partido. Sabe, por ejemplo del cohecho y acarreo practicado durante las recientes elecciones internas; no desconoce que la mayoría de nuestros parlamentarios se han transformado en caciques, grandes electores y repartidores de cargos y prebendas en las regiones que representan; las sucesivas direcciones del PS han aceptado o han mirado para el lado ante el desparpajo de los lobistas y traficantes de influencias que, apoyados en su militancia y cercanía con ciertos dirigentes, han medrado de manera descarada y deshonesta , etc. Todas estas cosas han minado al viejo Partido y, lo que es peor, han minado la confianza que la gente tenía en él justamente por considerarlo heredero de la ética de Allende y sus compañeros. Esto se ha perdido para siempre.
Ha llegado la hora de decir basta porque no puedo más. Mis camaradas de la región, como de ninguna otra del país, nada tienen que ver con esto. A ellos les llamo a rebelarse contra esta cruda realidad y a manifestar lo que sienten sin temor y sin respetar una disciplina mal entendida. En mi caso solo respeto la historia de mi Partido, pero nadie me puede pedir respeto por la Sociedad de Inversiones en que lo han transformado un hato de irresponsables.
Dr. Ariel Ulloa
Viejo Socialista