Política

Las duras condiciones tras el oficio de parquimetrero

Los trabajadores acusan ser vistos casi como ladrones durante sus jornadas laborales, lo que es contradictorio para ellos, ya que dicen cumplir un rol muy importante dentro de la sociedad al mantener el orden de la vía pública.

Por: Diario Concepción 11 de Diciembre 2016
Fotografía: imagenPrincipal-553.jpg

Los trabajadores acusan ser vistos casi como ladrones durante sus jornadas laborales, lo que es contradictorio para ellos, ya que dicen cumplir un rol muy importante dentro de la sociedad al mantener el orden de la vía pública.
 

Sebastián Flores Sanhueza
Contacto@diarioconcepcion.cl

 

Trabajar como cobradores de estacionamientos o parquimetreros, como se les conoce, es duro, dicen quienes desempeñan el oficio. Son jornadas que en ocasiones superan las doce horas, sin un lugar ni horario fijo para descansar y almorzar o para hacer sus necesidades básicas. A esto se suma, aseguran, que deben soportar un trato que no siempre es el mejor.

Tres testimonios, de los que reservaremos sus nombres a petición de los protagonistas (dos hombres y una mujer,) describen cómo es el día de un "dele dele".

Parquímetros sin pagar

El principal problema que se hace evidente en estos casos viene por parte de los usuarios que intentan evadir de cualquier forma posible el pago de las tarifas establecidas, acción que es repetitiva y difícil de controlar debido a que los fiscalizadores no dan abasto.

Para los cobradores de estacionamientos esta situación les genera graves consecuencias, ya que su trabajo se basa en conseguir una meta, según el sector que cubren, que si la sobrepasan ganan un bono y en caso de perder un cliente, son ellos quienes deben reponer el dinero perdido.

"Eso es un drama que se vive día a día aquí y no hay nadie que se haga realmente cargo de solucionarlo. Cuando las personas tienen varios parquímetros sin pagar, recién ahí se manda a la policía local con los partes que son de mayor envergadura", señala con descontento uno de los tantos trabajadores.

"Nosotros no tenemos la culpa de que de repente llegue una persona, den las diez de la noche y todavía no aparezca, además, no faltan las personas que se aprovechan y se van sin pagar más de una vez porque saben que no les hacen nada", agrega.

Otro testimonio, una mujer que trabaja en el centro de la ciudad comenta que "esta situación es complicada, porque si no cumplo con mi meta me pueden cambiar de lugar", lo que significa un gran problema para ella.

Cuenta que lleva más de 18 años trabajando en la misma cuadra y producto de eso ha logrado establecer una buena relación con las personas del sector, con lo que ha podido generar grandes beneficios con su esfuerzo, pero que se verían frustrados si la cambian a otra calle al no cumplir las metas producto de las personas que no pagan.

"Yo un día me voy a ir y no voy a poder entender aún por qué hay gente tan sinvergüenza que si sabe que se estacionó en un lugar, debe pagar y no lo hace. Por qué no busca a la persona para pagarle antes de irse, nadie lo hace y la gente nos hace daño con eso", comenta.

Condiciones laborales

Varios años han pasado desde que en 1914 se instauró en Chile la ley n° 2.951, más conocida como Ley de la Silla. Con este hecho se reconoció que todo establecimiento comercial debe proporcionar las condiciones mínimas para que sus empleados puedan descansar.

Sin embargo, dichas condiciones laborales no se ven reflejadas en la actualidad para la totalidad de trabajadores de parquímetros, esto debido a que su trabajo se desarrolla en la vía pública, lo que lo deja fuera de toda consideración de la mencionada regulación.

"Aquí en la calle uno se busca sus espacios, en cualquier momento y lado se puede hacer la colación o descansar un rato, debajo de un árbol o un techito de alguien que nos preste un lugar", relata uno de nuestros entrevistados.

"A nosotros el sistema nos perjudica mucho, si ni almorzar podemos hacerlo tranquilos. Aquí los autos llegan, salen y entran a cada rato y hay que estar siempre pendientes para poder cumplir la meta", agrega la mujer.

Esta situación no varía mucho cuando se trata de otras necesidades como ir al baño. Los entrevistados comentan que para poder hacer sus necesidades deben arreglárselas por su cuenta con la gente que tiene locales en la cuadra o alguien con buena voluntad para facilitarles el baño de sus casas.

El trabajar en la vía pública constituye un gran peligro para estas personas, que están todo el día corriendo sin parar tras los autos para poder conseguir la meta que les permita generar un pequeño ingreso al sustento de sus familias.

Ante la pregunta de qué solución verían como la más viable para cambiar la situación que tienen en su vida laboral, los tres entrevistados concuerdan en la respuesta: implementar un doble turno, que si bien no mejorara mucho las condiciones de trabajo, sí les dará un respiro a su jornada permitiendo compartir más con sus familias.

"A mí gustaría que el sistema cambiara. Hace mucho tiempo, unos 15 años, que nos vienen prometiendo que van a haber dos turnos para que descansemos. 

Relación con usuarios

Toda persona se espera que cuando va a consumir algún servicio quien lo atienda lo haga de una forma cortés y, de no ser así, lo más seguro ponga un reclamo que puede terminar el despido del empleado, ya que como se dice: el cliente siempre tiene la razón.

A pesar de esto, el trabajo de cuidador de parquímetros pereciera que fuera al revés, lo que se percibe al escuchar el testimonio del último entrevistado, quien señala que es importante borrar los problemas que tienen o de lo contrario colapsarían. 

Agrega que "es un trabajo duro, en el sentido que uno tiene que estar preparado psicológicamente para tratar con personas con diferentes personalidades".

"Acá llevo trece años y por lo menos yo tengo claro cómo es el tema de la gente y su trato hacia nosotros, que por lo general es bien raro". Explica que son los residentes quienes mejor los tratan, debido a que los conocen, pero así también hay gente que los trata "casi como ladrones".

Así también, relata una experiencia extrema que vivió en donde "una vez me atropellaron y me arrastraron media cuadra porque no querían pagar. La patente del auto quedo ingresada y al responsable lo ubicaron, pero al final las autoridades no hicieron nada".

Los tres, sin embargo, saben la importancia que tienen dentro de la comunidad, ya que además de ayudar en el orden de los vehículos, entregan una cuota de confianza en temas de seguridad a las personas que los ven trabajando cada día sin importar la hora y el clima en el que se tengan que desempeñar.

Etiquetas