Política

¿Minoría voto manda?

Chile, el rey de la abstención, donde el movimiento mayoritario es el "Hay que", que alberga a muchos que quieren cambios, pero no hacen nada -según Hermógenes Pérez de Arce- elige hoy a alcaldes y concejales. Los expertos anticipan baja participación. Por desencanto, rechazo a los políticos e indignación ante el escándalo del Servel, entre un puñado de razones. Sin embargo, como dijo la Presidenta, aquí "cada día puede ser peor". El que no vota, se entrega al sistema que critica. El juego solo vale si marca blanco. No bote el voto.

Por: Diario Concepción 23 de Octubre 2016
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Chile, el rey de la abstención, donde el movimiento mayoritario es el "Hay que", que alberga a muchos que quieren cambios, pero no hacen nada -según Hermógenes Pérez de Arce- elige hoy a alcaldes y concejales. Los expertos anticipan baja participación. Por desencanto, rechazo a los políticos e indignación ante el escándalo del Servel, entre un puñado de razones. Sin embargo, como dijo la Presidenta, aquí "cada día puede ser peor". El que no vota, se entrega al sistema que critica. El juego solo vale si marca blanco. No bote el voto.

Por Luz María Astorga
Contacto@diarioconcepcion.cl

En esto no se equivocó la Presidenta: "Cada día puede ser peor". Lo dijo a fines de septiembre de 2015, en entrevista con el animador de Mucho Gusto, Luis Jara. Ella se refería a los desastres naturales, pero la frase casi resultó slogan de su gobierno. Al menos hasta ahora. Y aplica perfecto para estas Municipales 2016, donde casi medio millón de chilenos no podrá votar por falla del Servel y del Registro Civil (responsabilidad que se achacan unos a otros) y donde se espera una abstención superior a la de 2012, cuando debutó el voto voluntario con apenas el 57% de participación.

Ahora puede ser peor. 

Para hoy, los analistas anticipan una concurrencia más baja aunque, como afirma el abogado Andrés Cruz, hasta antes del escándalo del padrón, y producto de las campañas para incentivar el sufragio, encuestas de la U. de Concepción mostraban avances. A tal punto que él, optimista, llegó a creer que podría concurrir hasta el 60% de los habilitados. 

Entonces vino el golpe de gracia. El Servel modificó de manera inconsulta los domicilios de 467 mil personas, de todas las comunas, en base a información del Registro Civil que tuvo un fallo, producto del cambio informático de 2013, hecho a través de una polémica licitación. 

Quedamos así con un padrón electoral que no refleja la realidad y a pesar de que las autoridades fueron advertidas hace más de un año y que el Gobierno se enteró hace cuatro meses, nadie hizo nada. 

Una historia –de versiones cruzadas- que ahora investiga la Contraloría, a petición del Gobierno, y donde "rodarán cabezas" de los responsables, según anticipó el recién nombrado titular de Justicia, Jaime Campos. En paralelo, la fiscal Ximena Chong indaga un presunto fraude electoral.

Habrá que ver a qué resultado llegan esas dos líneas de búsqueda, en un tiempo más. Hoy, se podrá ver cuánto dañó el ya resentido espíritu ciudadano. 

"De la tragedia nace la esperanza del cambio", dice Cruz, como para dar y darse ánimo. Pero no parece fácil. "En estos días hemos visto errores chapuceros, que ya superan toda capacidad de comprensión y dejan a la vista desprolijidad e incapacidad… No puede ser que un problema conocido oficialmente hace meses, se intente solucionar con una ley exprés a cinco días de las municipales", resume reflejando el sentir de muchos. 

Lo que viene puede ser peor. A partir de ahora sabremos qué hay detrás de la alta abstención que sitúa a Chile entre los que más en el mundo y que no responde solo a que el voto sea voluntario, ni al desencanto con la política ni a una apatía antojadiza. 

En el camino caerán muros de creencias falsas y prestigios prestados.

DE PADRONES Y OTROS VICIOS

De partida, para quienes se sorprendieron con nuestro "padrón adulterado", un dato: en el siglo XIX, conservadores y liberales se confrontaron por problemas aún más graves. Luego, en 1912, se supo que nuestra prestigiada república tenía 600 mil inscritos, el triple de lo que realmente era (200 mil). Tras el escándalo, dos años más tarde se dictó una ley que permitía actualizar el registro cada 9 años. Después, en 1958, se introdujo la célula única nacional, para evitar los recurrentes fraudes. 

Saltemos a 2012. Hasta ese año, existía el registro voluntario y voto obligatorio. El Servel llevaba el recuento de los domicilios electorales, recordó Claudio Fuentes, director de Ciencias Políticas de la U. Diego Portales. Dijo que era un proceso engorroso, lento, arcaico, poco tecnificado, seguro… pero parece que ni tanto. 

Jorge Ramírez, coordinador del Programa Sociedad y Política del Instituto Libertad y Desarrollo, Lyd, comenta que del padrón "ahora se supo más por los cambios de domicilio, pero siempre tuvo problemas; personas inscritas con más de 100 años, gente muerta, eso venía de antes de 2012. A partir de ese año, no existió capacidad para generar un padrón ciento por ciento fidedigno, es un problema transversal. Y hoy calculamos la abstención sobre un listado bastante cuestionado. Si se analiza a nivel de estadística electoral, la participación en las municipales 2012 fue de 43%. Sin embargo, si tomas la población en edad de votar (mayores de 18) con datos del INE, sucede que la participación sube al 47%. No tenemos un registro depurado".

Claro que no sería tan grave si tampoco sabemos cuántos somos por fallas en el último censo hecho en 2012, ¿no?

Volviendo a los electores, Cruz asegura que en tiempos de voto obligatorio, había personas no se inscribían y no votaban. "El padrón era hipócrita, pero no nos enterábamos. Esto quedó a la vista con el cambio de sistema", dice.

Todo puede ser peor. 

Sin registro creíble, el sistema electoral chileno además sufre otro mal del que hasta ahora se publica poco o nada: los cambios de domicilio intencionales e interesados para favorecer a determinado candidato. O sea, el acarreo. "Para nadie es misterio", asegura Cruz, citando como ejemplo el caso que investiga el Tribunal Electoral con el ministro Carlos Aldana, en Trehuaco, Ñuble, donde viven 5.318 personas y hay 6.343 inscritos. 

El acarreo vive y colea a lo largo y ancho. 

A 26 años del retorno a la democracia, urge corregir el registro. Y para esto Fuentes cree que el Estado debe pedir apoyo internacional, de organismos especializados en modernización. Verificadas las inconsistencias, habrá que actualizar los domicilios. Todo antes de julio del próximo año. 

¿Se podrá? Ramírez cree que es un tema de voluntad política y de "poner en eso a la gente más competente; pero el Gobierno ha sido negligente, sabía del problema y le bajó el perfil. La Presidenta dijo que bastaba ingresar el RUT en la web del Servel, pero dos días después mandó una ley exprés".

LA TENDENCIA ES MUNDIAL, PERO…

Lo del padrón es noticia de primera página en estas semanas. Y con razón. Pero el problema que tenemos… puede ser peor. 

Son 95 los países con voto voluntario (80% de la Ocde) y, según el Instituto Internacional para la Democracia y Asistencia Electoral, Idea, Chile registra la abstención más alta del globo. Se estudiaron naciones con más de un millón de habitantes y democracias consolidadas. El informe recuerda que el 58% se abstuvo en 2013, cuando ganó Michelle Bachelet. En las primeras elecciones después de la dictadura participó el 90%. Luego, el entusiasmo se debilitó, no sin razón, antes del cambio a voto voluntario. 

En el ránking de Idea, a nuestro país le sigue Eslovenia (57% de abstención las últimas elecciones); Mali (54,2%), Serbia (53,7%), Portugal (53,5%), Lesoto (53,4%), Lituania (52,6%), Colombia (52,1%), Bulgaria (51,8%) y Suiza (50,9%).

Existen mediciones varias.

Según la "Auditoría de la Democracia en Chile", del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, Pnud, en los últimos 23 años Chile tuvo la caída más aguda en participación electoral en las Américas, la segunda entre socios Ocde, y la cuarta en todas las naciones del mundo. Esto, mientras la participación se ha mantenido relativamente estable en otros, como España, Finlandia, Venezuela o Argentina, o ha mostrado alzas significativas en algunos, entre ellos México y Bolivia. 

Mirando Chile, el Pnud dijo que por años se creyó que la inscripción automática y voto obligatorio no contribuía a incentivar a la gente ni aun imponiendo multas para los rebeldes. Entonces se aprobó la inscripción automática y voto voluntario como forma de incentivar, pero no fue así.

A Ramírez, coordinador del Lyd, no le convencen todos los estudios. "Hay que compararse solo con otros de voto voluntario, que tengan elecciones concurrentes (el mismo día, no por estados como sucede en EE.UU.). Ahí hay un universo variopinto. En lo más alto, 70% a 80%, están los escandinavos, con matriz sociopolítica cultural muy distinta a la nuestra, con gran formación ciudadana. Luego España, Francia, Italia y Portugal, que oscilan entre el 50% y 65%. Acá, en las municipales pasadas votó un 43%, por tanto estamos a poco más de 15 puntos de alcanzar un nivel bueno", argumenta. 

En parte, él responsabiliza de la baja participación a que se aprobó el mecanismo sin acompañar medidas que lo faciliten, como en otras partes. Por ejemplo, sufragio anticipado (por si la persona saldrá del país o estará imposibilitado en la fecha, por ejemplo) y voto electrónico, pero no solo a través de computadores sino de casetas en las que –validado por su cédula- cualquiera puede marcar su preferencia. 

Ese es un asunto práctico. 

De fondo, en la caída de electores pesa el descrédito de la política, tendencia global, afirma el experto, citando como ejemplo que en el reciente plebiscito sobre la paz en Colombia votó el 37%; o sea, 21 millones de colombianos se quedaron en sus casas. 

¿Qué tan baja puede ser la participación en la jornada de hoy?

Pragmático, Ramírez recuerda que el piso chileno es de 35%. "Lo que está en juego son 15% o 20% que legitimen el resultado. Nadie estaría satisfecho bajo 35%, nunca ha pasado".

Desde otra perspectiva, el analista Rafael López, de Giro Estratégico, cita a Saymour Martin Lipset, sociólogo y politólogo estadounidense, que sostiene que la omisión del voto es la expresión de estabilidad del sistema. "Y Chile destaca en la región por ser uno de los con mayor estabilidad institucional y política, como sostiene Mario Vargas Llosa", añade.

La lectura no es simple ni lineal.

Algunos estudiosos dicen que solo en las democracias frágiles votan pocos, pero tampoco es tan así. "Hay naciones como Suiza, una democracia robusta, donde incluso ha llegado a oscilar entre 42% y 48%. Y, por otro lado, tenemos otras como Venezuela (donde la participación supera el 70%), con una democracia frágil y alta tensión social", comenta Ramírez. 

Mirado así, el porcentaje de abstención no indica calidad de democracia.

¿Y tiene algo de bueno?

Contesta López:

-Si es que se puede considerar un lado positivo, es que se traduce como un síntoma de que algo está ocurriendo políticamente en el país. La abstención puede indicar una desvinculación entre las propuestas surgidas desde el sistema político y los ciudadanos, o bien, apuntar a un proceso de estabilidad política en que el paso de un político a otro, o de una coalición a otra, no significan un cambio que afecte negativamente la estabilidad.

DETRÁS DEL TELÓN

¿Sería bueno volver al voto obligatorio?

En estos días difíciles, en medio del escándalo del Servel, pocos expertos abordan el asunto. 

Germán Silva, sicólogo y director del Centro de Estudios y Análisis de la Comunicación Estratégica de la U. Mayor, descarta la idea. "No elimina el problema. Se deben dar otras soluciones. En ese sentido, el próximo año habrá una cosa positiva que es el cambio al sistema binominal. Además es necesaria la renovación de la política; si siguen los mismos candidatos parlamentarios, la votación será baja. Los grandes conglomerados tampoco han hecho una cirugía mayor. Pero cambiar a voto obligatorio no. Cuando la gente vota por temor, no significa que esté respaldando a un candidato ni nada".

También rechaza la idea el coordinador del Lyd, "por una cuestión ética. Creo que la estrategia debe ser promover el sufragio, no coaccionar a la gente. La mayoría de las democracias robustas tiene el mecanismo voluntario; el problema es que no hemos hecho la pega para que funcione bien. Ninguna democracia volvió atrás. Seríamos los únicos".

Para López, "confirmaría que el mundo político está desconectado de las necesidades y requerimientos del electorado, ya que, en lugar de buscar soluciones de cara a la ciudadanía, el sistema político optaría por adaptarse y conseguir sus objetivos. Ahora, en números, revitalizaría el ámbito electoral, entregando una imagen de legitimidad al sistema porque serían más votos recolectados. Crearía falsas mayorías".

Cruz está en otra vereda. A su juicio, fue "un despropósito" el cambio de 2012 porque "estamos hablando de una circunstancia que más que un derecho es una obligación. Por populismo estamos acostumbrados a poner una serie de prerrogativas como meras facultades de los ciudadanos. No es así. Cuando uno vive en un contexto con un grupo social no puede ser que el individuo deje en manos de otros decisiones trascendentes".

Pero sucede. Y el abogado dice que "responde más a conveniencia de quienes se encuentran anquilosados en el poder; a ellos les sirve que participen pocos porque, generalmente, votan los mismos de siempre, es predecible, fácil de manipular con poca propaganda. La publicidad está dirigida a quienes no tienes una decisión tomada. Además, el sistema nunca estuvo pensado para que la ciudadanía participara. Es un modelo heredado de la dictadura, que buscaba más bien dividir el ejercicio de lo que ya estaba. Por eso no era raro que un tercio pesara igual a una mitad… Una derecha que participaba en la dictadura, en el proceso democrático le abrió las puertas a un grupo de elite y le permitió continuar reproduciéndose, de manera que ahora no sorprende ver en cargos de poder a los mismos de los ´90. Ellos han generado una máquina clientelista que coopta los poderes del Estado y la función pública. Y en nuestra región incluso ya tenemos candidatos que ni son del grupo, pero sí parientes de quienes tienen determinado apellido". 

Y como todo puede ser peor, el abogado suma al cuadro la falta de formación cívica ("nos han restado horas de historia, de filosofía, para dárselas a ramas más duras"), con lo que se forman "trabajadores-consumidores propensos a tener una actitud más apática que participativa. Le conviene a quienes mantienen el poder, quienes lo han ejercido con falta de diligencia, preparación, cuidado y responsabilidad, lo que está muy vinculado al clientelismo".

¿Resultado? Personas que sienten que su voto resultará irrelevante y que digan lo que digan, no los escucharán.

-Al marginarse dejan que se imponga la minoría dura que elegirá a los de siempre. Cuesta entender la lógica detrás de eso. 

-Totalmente de acuerdo. Pienso que la desafección está muy vinculada a la falta de formación. Cosechamos lo que sembramos. Tenemos muchos consumidores, que viven endeudados, que ven realities, y no les interesa nada porque piensa que todo es un montaje destinado a favorecer a una elite. ¡Error garrafal! Se puede quebrar esto desde dentro, sin incurrir en un quiebre institucional que podríamos lamentar mañana. De eso somos responsables todos. 

Por eso, el mensaje del diputado de Revolución Democrática, Giorgio Jackson es conciso y rotundo: 

"Para mostrar el descontento, participe y vote en blanco". Nulo no cuenta. Si un candidato "gana" con 20% o 30%, frente a un porcentaje igual o mayor de "blancos", ¿habrá alguno que se anime a asumir?

No conteste. Es obvio, pero, sabemos, todo puede ser peor.

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