Política

Mensajes de un mural que sigue vigente

La obra de Lorenzetti contiene lecciones de ética y política que, en tiempos convulsos, bien vale la pena considerar.

Por: Diario Concepción 11 de Septiembre 2016
Fotografía: imagenPrincipal-3052.jpg

La obra de Lorenzetti contiene lecciones de ética y política que, en tiempos convulsos, bien vale la pena considerar.
 

Fernando Escobar Muñoz
Contacto@diarioconcepcion.cl

La historia del hombre, bien mirada, no es algo que ocurrió en el pasado, sino el registro de los antecedentes de lo que ahora ocurre, testimonios útiles, muchos con diferencias notables con la actualidad, otros, tan parecidos, que parece estar volviendo a suceder la misma vieja historia.

Al cumplir la Universidad de Concepción 85 años, hace más de una década, el entonces embajador de Chile en Italia, José Goñi, dictó una clase magistral inspirado por un mural en la ciudad de Siena con algunas reflexiones sobre la situación chilena en esa época, pasado el tiempo, parece conveniente ir en busca del mural para darle una nueva mirada.

La obra aludida fue pintada por Ambrogio Lorenzetti entre 1338 y 1340, quien emplea tres de los muros de la denominada "Sala dei Nove" – El salón de los Nueve- del Palacio Comunal de la ciudad, los Nueve que conforman el gobierno de la República de Siena realizaban sus tareas por turnos rotatorios; durante un período de 3 a 6 meses, se quedaban encerrados en el palacio para poder estar totalmente al servicio de sus ideales y dedicarse completamente a su misión. Les pareció entonces necesario dejar explícita la razón de sus esfuerzos.

El fresco se utiliza para hacer una reflexión sobre los factores actuantes en el éxito o el fracaso de las políticas de los gobernantes, justamente en un período de permanente lucha entre las poderosas ciudades de una Italia entonces fraccionada, dividida por incesantes luchas intestinas, con grupos poderosos en permanente estado de confrontación y maniobras conspirativas, que solían resultar en años de aflicción para los pueblos, ajenos por completo a las ambiciones y deseos de los señores, en contraste con la floreciente condición de la ciudad de Siena. Lorenzetti titula descriptivamente su obra "Buon governo e cattivo governo"; "El buen gobierno y el mal gobierno". 

Se trata de un mural que bien vale la pena examinar con detenimiento, justamente para juzgar, desde la mirada contemporánea, cuán lejano o cercano se encuentra de nuestras actuales circunstancias, cuánto de los mensajes, algunos muy sutiles de esta obra, son útiles para reflexionar sobre la validez que podrían tener para explicar los actuales acontecimientos, por último, para volver a traer a la discusión la importancia de los valores que debieran prevalecer en las sociedades, si éstas buscan el mejor destino.

Para los historiadores de arte, se trata de la primera pintura medieval con propósitos civiles y además políticos. Como era de rigor, las obras se contrataban con propósitos específicos y generalmente mostraban- como ocurría con las obras de arte encargadas- a los que habían hecho aportes sustantivos a su financiamiento, en este caso a los nueve gobernadores de la ciudad.

Como en la situación que la pintura pretende describir, los mensajes son perfectamente valederos en la actualidad, con parecidos factores sociales y económicos operantes, tal vez con mayor contraste en estos días, dadas las presentes circunstancias de las comunicaciones, la aumentada visibilidad y acceso y el nivel cultural de los colectivos que viven en cada país. 

En cada paño de la sala hay una alegoría, una de las paredes muestra la "Alegoría del buen gobierno", a mano derecha; al centro, "Efectos del buen gobierno en la ciudad y el estado" y a la izquierda, en la tercera pared, "Alegoría del mal gobierno". Una elocuente metáfora política y moral, referida a las consecuencias del buen o mal gobierno, en el campo y en la ciudad.

El buen gobierno

Para ilustrar el buen gobierno, con fondo azul, se enmarcan una serie de figuras vestidas a la manera cortesana, dominan dos figuras, de tamaño superior al resto, una convención de la época para indicar jerarquía. 

A la izquierda, la mujer sentada en el trono representa la Justicia y arriba de su cabeza un ángel, la Sabiduría, sostiene la balanza que la representa, con el bien, un ángel blanco y el mal, un ángel rojo, sobre los respectivos platillos. Inmediatamente debajo de la Justicia, aparece la Concordia, que lleva en la mano una cuerda de la que va cogida, en señal de unidad de destino y de propósito, una procesión de personajes; los consejeros de la ciudad, bien vestidos, todos se dirigen a una sola dirección. En la otra mano sostiene un cepillo de carpintero, símbolo de la igualdad, de la equidad, del trato parejo. 

Este grupo de personajes camina hacia la figura más alta del conjunto, la Autoridad, que está rodeada de figuras femeninas, que representan otras tantas virtudes, la Fortaleza, la Prudencia, que tiene en el regazo un texto plegado con las palabras pretérito, presente y futuro, para hacer explícito el peso de la historia, las responsabilidades por el presente y la atención a los posteriores acontecimientos, la Magnanimidad, que distribuye bienes y honores y la Temperancia, esta última con un reloj de arena como símbolo de la inteligencia y el buen uso del tiempo disponible . Sobre la cabeza de la Autoridad están las virtudes teológicas, de derecha a izquierda; la Fe, la Caridad y la Esperanza. 

Al extremo derecho está la Paz, con su clásica vestimenta blanca, en estado de reposo, con un ramo de olivo en la mano, reclinada sobre las armas que no necesitan ser utilizadas, ni por la sociedad, ni por la autoridad.

Bajo la Autoridad, están los niños, seguros y protegidos, ligeramente a un costado, se muestra un grupo de soldados, llevan delincuentes maniatados a ser juzgados, seguramente de manera virtuosa e imparcial, que para eso el mandatario está rodeado de tanta virtud. A diferencia de la procesión de ciudadanos, es un conjunto disperso, cada cual mira para su lado diferente, preocupados solo de sí mismos.

A los pies de la figura que representa al autoridad, se puede observar la cabeza de un zorro saliendo de unos edificios, esto podría representar que hay que ir con mucho cuidado con la ciudadanía, la masa, porque en cualquier momento puede volverse incontrolable, ya que aquella época era convulsa, con mucha inseguridad, propias de las guerras, el hambre, las revueltas y las pestes.

La alegoría de los dos caminos posibles

Contiene indicios suficientemente claros para la comparación de diferentes situaciones históricas a lo largo de los siglos. Sin embargo, el mayor valor reside en identificar los factores que operan diferencialmente en ambos regímenes, los valores y las virtudes, como los defectos y los vicios, que no han hecho otra cosa que cambiar aparentemente de contexto, pero en el fondo siguen conservando su naturaleza original, los atributos y consecuencias de ambos continúan perfectamente vigentes. Puede haber una interpretación diferente, un impacto mayor o menor, pero en el fondo, independientemente de los colores y las formas, la que está bien y lo que está mal continúa estando en bandos opuestos, sin la menor posibilidad de confundir uno con otro, aunque haya instancias donde los lobos puedan disfrazarse de ovejas. Al menos por un tiempo. 

La pintura del Municipio de Siena no hace otra cosa que poner en evidencia la esperable consecuencia de las buenas administraciones, de la sana política. Hoy los frescos del Buen y el Mal gobierno aún proponen que el buen gobierno se basa en el respeto por valores éticos como la justicia, la sabiduría, la armonía, que garantiza "el bien común", el de todos.

En todas las naciones, desde la antigüedad, ha habido períodos dorados, cuando la paz y la prosperidad han alcanzado tanto a los gobernantes y gobernados, cuando, por un tiempo feliz, los vicios han sido desplazados por las virtudes.

 

El resultado 

La parte central del mural muestra las consecuencias favorables del buen gobierno, los edificios cuidados y coloridos, la actividad comercial plena y floreciente, la dulzura de la vida y la belleza de esta ciudad, que se reconoce como Siena, que acompaña el crecimiento económico, los ciudadanos bien vestidos, con comportamiento y gestos gentiles, el bienestar de los paseantes tranquilos y numerosos, un grupo de muchachas danza en una ronda, expresando la alegría y espontaneidad en la vida cotidiana. Los ciudadanos conversan, una pareja a caballo va a casarse acompañada de una pequeña comitiva, un grupo de jóvenes escucha atentamente a un profesor. En las terrazas, la gente se reúne y festeja. La ciudad trasunta paz y tranquilidad, la confianza mutua y el amor. 

Los campos de labranza están llenos de animales, agricultores y actividad productiva, terrenos prósperos y bien cultivados, donde los siervos y los señores conviven en paz y tranquilidad.

El mal gobierno

El sector izquierdo de la pintura es una alegoría al mal gobierno, curiosamente, es el que muestra el peor estado de conservación con el paso de los siglos. La imagen es muy elocuente, la Justicia está destronada y aparece sin su corona, yace atada a los pies de la Tiranía, desaparecida la Concordia no hay una cuerda que una a los ciudadanos, ni un valor trascendente que les convoque. 

La figura de la Tiranía, figura con cuernos, es ciego, el tirano no es para Lorenzetti, ni para su tiempo, el dictador. El tirano es aquel que piensa sólo en sus propios intereses y no ve el bien común. Tiene sobre la cabeza tres vicios; la Avaricia, que se muestra con un arpón, como símbolo de avidez y codicia, y la Soberbia, con un puñal y un yugo, símbolos contradictorios de la humanidad, el trío lo completa la Vanagloria, con un espejo en una mano y en la otra una rama seca, símbolos de vanidad y ausencia de futuro. A la derecha de la Tiranía está la Crueldad, que amenaza a un recién nacido con una serpiente, la Traición que tiene un cordero con cola de escorpión, el Furor, con cabeza de animal, cuerpo equino y cola de perro, cierra esta galería siniestra la Guerra, sombría, tenebrosa y violenta.
 

Las consecuencias 

La ciudad está librada a su suerte, hay muros destruidos, ventanas en ruinas, las casas mal tenidas, soldados patrullan las calles, dos hombres detienen a una mujer asustada, en el suelo yace un cuerpo, los campos vecinos están desatendidos o desiertos, las casas destruidas o en llamas, la soldadesca reina sin control.

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