El especialista analizó el momento actual del Partido Socialista y el destino que espera de la Nueva Mayoría tras el momento de crisis.
El especialista analizó el momento actual del Partido Socialista y el destino que espera de la Nueva Mayoría tras el momento de crisis.
Maximiliano Alarcón González
maximiliano.alarcon@diarioconcepcion.cl
A la hora de hablar de materia constituyente, voz obligada es la del abogado Fernando Atria, por lo mismo, estuvo el pasado jueves en un conversatorio realizado en la Facultad de Derecho de la Universidad de Concepción acerca de la propuesta de Asamblea Constituyente.
El enfoque de la exposición de Atria es una reflexión sobre el problema constitucional: "es más que abogar por una solución, sino que tratar de entender el problema. Se habla mucho de cuáles son las soluciones, pero creo que después de tantos intentos que no han resultado, vale la pena detenerse en un estado previo. Una vez entendido el problema la solución cae por su propio peso", dice Atria, quien también tiene mucho que decir sobre la Nueva Mayoría y el Partido Socialista, colectividad en la que milita.
– ¿Cómo evalúa el proceso constituyente?
– Si uno lo mira como un mecanismo orientado a la dictación de una reforma constitucional que solucionaría el problema, va a quedar frustrado, porque va a suceder lo mismo de 2005, una reforma que contendrá algunas cosas interesantes, pero que no soluciona el problema. Uno debería mirar el proceso constituyente de otra manera, no como el que lleva a la reforma constitucional, sino que como un proceso a través del cual se produce discusión pública sobre la nueva constitución, que es la que finalmente contribuye a crear poder constituyente.
– ¿Después hay que esperar la decisión del Congreso?
– La actuación del Congreso, la presentación de un proyecto de reglas para la reforma, todo eso es parte del proceso orientado a la dictación de una reforma constitucional, y esa no es la solución. Cuando se discuta en el Congreso, aparecerá la pregunta ‘¿por qué no puede haber un plebiscito?’, entonces van a sugerir que haya uno, pero sólo para ratificar el resultado de la cocina parlamentaria. Cuando esa idea se haga pública y empiece a ser defendida será muy difícil mantener la idea de que el plebiscito tiene que ser después de la cocina frente a la objeción obvia de hacerlo antes de la cocina.
– ¿Desconfía en que el Congreso pueda solucionar el problema?
– No es un problema de confianza. Los poderes constituidos lo son con la finalidad de poder hacer ciertas cosas y no poder hacer otras. El poder de reforma constitucional no puede poner en cuestión la neutralización que define la Constitución, por lo que la única posibilidad de acabar con la neutralización es mediante el ejercicio de un poder constituyente y no constituido. El poder constituyente es un poder ciudadano que se manifiesta a partir de la capacidad de acción colectiva de los ciudadanos y es algo que se construye lentamente. No tengo ninguna esperanza, pero no por desconfianza, es porque no vale la pena esperar que los poderes constituidos puedan solucionar el problema.
– ¿Qué es lo importante a tener en cuenta al crear la nueva Constitución?
– Es una discusión que todavía no estamos en condiciones de tener. A mí no me convencen los que dicenque hemos discutido mucho sobre el mecanismo y que es hora de discutir sobre el contenido. Hoy la discusión sobre el mecanismo es la manera políticamente consciente de discutir sobre el contenido. Lo que se necesita respecto del contenido es una Constitución que sea democrática, es decir que no tenga la finalidad de neutralizar el poder político. Que podamos discutir sobre qué sistema de pensiones queremos, qué sistema educacional queremos, etc. No estoy diciendo que lo decidamos en la Constitución, pero que tengamos el poder como ciudadanos de decidirlo a través de la política, eso es lo que la Constitución actual nos expropia. ¿Cómo se produce esto? A través de un mecanismo en que nadie puede unilateralmente decidir.
– En cuanto a la Nueva Mayoría, usted criticó la posibilidad de que Ricardo Lagos sea el candidato presidencial del conglomerado ¿Cree que esto pone en riesgo el proceso de reformas?
– Lo que define a la Constitución del ‘80 es la neutralización política. Esta neutralización fue internalizada por la cultura política binominal de los últimos 25 años, entonces creo que quienes desarrollaron sus carreras políticas en ese contexto creen que la política tiene que ser neutralizada. Esto es eso de que todo tiene que hacerse con acuerdos, por ejemplo, que sólo se puede cambiar el sistema de pensiones con el consentimiento de las AFP, lo que estás diciendo ahí es que no se puede cambiar el sistema de pensiones. La vieja Concertación tiene ese problema, que quizás no lo fue en los primeros 20 años, pero lo es para las necesidades actuales y del futuro. Volver a la Concertación sería un error monumental, sería decirle al país que creemos que la situación actual es más menos la misma en lo políticamente relevante que en el año 2000. Eso sería una demostración de incapacidad completa de interpretar lo que está ocurriendo políticamente.
– ¿Qué debería hacer el Partido Socialista?
– Uno tiene que pensar en una política que mira formas de hacer políticas que están libres de la cultura binominal. Esto no es una cuestión mecánica, pero en general, quienes fueron exitosos bajo el sistema binominal, van a estar afectados a esto. Yo creo que la izquierda tiene, en general, momento de fraccionamiento y momentos de unidad. Yo creo que ahora estamos, es lo que espero, en el final de un proceso de fraccionamiento. En este caso el fraccionamiento es consecuencia de que el PS abandonó su posición como articulador de la izquierda, entonces decidió que para tener un eje de gobernabilidad era asumir una posición en el centro, lo que dejó a la izquierda abierta al fraccionamiento. Es importante que el PS recobre su tradición histórica de ser la casa de la izquierda, lo que no significa acabar con la Nueva Mayoría ahora, pero es entender al menos que la convergencia del centro y la izquierda se hace desde la izquierda.