El proyecto debe ser impulsado para el futuro de esta parte del territorio. Como una nueva arteria, el ferrocarril dará vida nueva a un extenso sector de la zona sur del país. El financiamiento tiene gestiones perfectamente posibles, ya sea por licitaciones u otros medios, pero sobre todo, debe ser considerada su rentabilidad social.
Es por cierto una tarea titánica, cara y de largo aliento, tener un ferrocarril que una Concepción con Santiago. Por lo mismo, una tarea obligatoria, puede que no tanto para ahora mismo, el próximo balance o las próximas elecciones, pero sí para un futuro donde la mayoría de los gestores se encuentren felizmente retirados. Una tarea impropia de gerentes, calculadora de dinero en mano, sino para estadistas, con los ojos puestos en las rentabilidades de la historia, en la cual el dinero es solo un factor de la fórmula y el otro las personas y el país completo.
El proyecto de un tren rápido entre Santiago y Concepción requiere de la construcción de un nuevo tendido ferroviario que podría costar entre 1.600 y 2 mil millones de dólares, según una estimación el presidente de EFE, Jorge Inostroza, vistos los avances del estudio de prefactibilidad que realiza la empresa estatal, en una reunión con el intendente Rodrigo Díaz y los diputados Jorge Sabag, Carlos Jarpa y José Pérez, hace algunos meses. El estudio aludido con un costo de 374 millones de pesos, aportados por el Ministerio de Transportes, estaría terminado a principios de 2017.
Estas descripciones del estado de la situación son el prolegómeno conocido para las regiones en general y para la nuestra en particular; las lentas movilizaciones de ideas e iniciativas, los años que transcurren y los gobiernos que se suceden, mientras las carpetas son desplazadas por otras con mejores padrinazgos o con emergentes prioridades centrales, siempre más visibles.
Ante ese escenario, es absolutamente indispensable no perder de vista el estado de los avances, aunque sea de aparente contumacia. Hay dos grandes ciudades involucradas en este lado del tendido de los rieles, Concepción y Chillán, su sola mención debería ser suficiente para proyectar el potencial de uso en transporte de personas y carga, que en parte serán objeto del estudio que se está haciendo, que contempla la proyección de demanda, el diseño del trazado, lo que incluye el costo de las expropiaciones, las estaciones que tendrá este trazado y el tipo de material rodante para un servicio de alta velocidad con traslados muchos más fluidos, una conexión con los puertos de la Región y un descongestionamiento vial de camiones de carga por la autopista del Itata.
Los tiempos de desplazamiento resultan competitivos con aquellos de la vía aérea; 3 horas 40 minutos entre Concepción y Santiago, con la ventaja adicional de no requerir desplazamientos a los aeropuertos o las complejas tareas de seguridad o de retiro de equipajes que demandan horas adicionales para viajes por avión.
No se trata de falsas prisas, el proyecto debe ser impulsado para el futuro de esta parte del territorio, como una nueva arteria, el ferrocarril dará vida nueva a un extenso sector de la zona sur del país, el financiamiento tiene gestiones perfectamente posibles, ya sea por licitaciones u otros medios, en este nuevo proyecto, de muy viejos antecedentes, debe ser considerada la rentabilidad social, lo que probablemente no se hizo en la decisión anterior y en sentido opuesto, el costo social de levantar las vías, o de pueblos muertos por esa causa.
En esta otra vertiente de la descentralización se requiere del compromiso de los actores regionales para dar a esta iniciativa una mirada escrutadora, permanente y visionaria.