aLa viña TresC ubicada en el Valle del Itata combina tradición, enoturismo y sostenibilidad para destacarse en la industria vitivinícola. Liderada por Miguel Ángel Molina, representante de la cuarta generación de viticultores, ya que la viña refleja un legado familiar que ha evolucionado hacia una experiencia integral que va más allá de la producción de vinos.
Fundada en 2017, TresC toma su nombre de las iniciales de tres mujeres esenciales en la vida de Molina: su madre Carmen, su hermana Claudia y su hija Constanza. La viña produce vinos de variedades tradicionales como País, Moscatel y Cinsault, cultivadas en viñedos de secano, sin riego artificial. Esta técnica respeta los ciclos naturales de la tierra y otorga a sus vinos un carácter auténtico y único.
“Queríamos destacar en un mercado dominado por grandes marcas, pero hacerlo de manera distinta, trayendo a la gente al viñedo para que vivieran una experiencia completa, desde conocer los procesos naturales de producción hasta disfrutar de nuestro entorno”, explicó Miguel.
El enoturismo es clave en TresC, que ofrece cabañas tipo domo, tinas calientes y un restaurante llamado “Elementos”, abierto en temporada alta. Esta iniciativa busca conectar a los visitantes con la naturaleza y las raíces del vino, destacando la sostenibilidad como un eje central.
TresC ya exporta parte de su producción a Estados Unidos, pero mira hacia nuevos mercados como Brasil para continuar creciendo. Además, sigue apostando por atraer visitantes de ciudades cercanas como Concepción y Chillán, fortaleciendo su impacto en el turismo regional.
“Somos una viña familiar que busca innovar sin perder su esencia. Nuestro objetivo es crecer de manera sostenible, llevando la historia y calidad de nuestros vinos a más personas dentro y fuera de Chile”, finalizó Miguel.