Las monedas nos intrigan, no solo por su contenido de metales preciosos y hermosos diseños, sino porque representan toda una cultura viva en un momento particular. Tomemos, por ejemplo, la moneda de plata mexicana Libertad, que es un nombre familiar entre los entusiastas de las monedas. Ha sido acuñada por la Casa de la Moneda de México desde 1982, pero su diseño tiene su origen en la moneda de oro Centenario de 1921, que fue emitida para conmemorar el centenario de la independencia de la nación. Incluso desde 1982, se han realizado ligeras modificaciones en ciertas versiones de la moneda. Por ejemplo, en 1996, la versión Reverse Proof (que establece el fondo con un acabado esmerilado y los diseños mismos con una apariencia más pulida) se cambió para representar la figura de Victoria Alada desde un ángulo ligeramente diferente. También se dedicó más espacio a las imágenes del paisaje mexicano. Y en 2000, el escudo de armas nacional cambió, lo que requirió otro ajuste en la moneda, pero esto no es nada nuevo ya que, de hecho, ha habido ocho encarnaciones del escudo de armas desde la independencia de México.
Cada generación recibe la historia y la cultura de su nación como una masa de datos que deben clasificarse nuevamente, comprenderse nuevamente y agregarse desde el punto de vista histórico actual. La Libertad, por ejemplo, representa un águila posada sobre un cactus, sosteniendo una serpiente en su pico, lo que representa la leyenda azteca de que tal aparición era la señal celestial del lugar donde se ubicaría Tenochtitlan (Ciudad de México). El significado cultural originalmente contenido en la imagen y la leyenda se pierde en nuestros tiempos, cuando la imagen simplemente graba en piedra el anhelo de la generación actual por conocer su historia.
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En febrero de este año, hubo un evento muy emocionante en la escena del coleccionismo de monedas cuando posiblemente se exhibió la colección privada de monedas más valiosa del mundo en Long Beach, California. “Nunca ha habido una exhibición pública tan importante de monedas latinoamericanas en el sur de California”, explicó el coleccionista Ira Goldberg. La colección, propiedad del estadounidense Dan O”Dowd, representa artísticamente tanto la tiranía portuguesa infligida a los brasileños como la tiranía española que afectó al resto de América Latina. La gama de monedas incluía una moneda Real de 8 Escudos de oro de 1714 y una moneda Real de 8 Reales de plata de 1689. México sintió la necesidad de plasmar sus experiencias coloniales en metal sólido, no solo para registrar para siempre las lecciones de su pasado, sino para comerciar con esa historia en el mercado del presente.
A veces, surge una moneda que simplemente sigue siendo un misterio para todos los expertos. En mayo del año pasado apareció una moneda que, al parecer, nunca pudo haber estado en circulación. Era una de 50 centavos de plata de 1947, que mostraba una imagen de la figura política mexicana Benito Juárez, que vivió en el siglo XIX. El Banco de México dijo que nunca había visto una de estas monedas, ni aparece en catálogos de monedas respetados. Su propietario en ese momento, Adrián Coro, señaló que “a los mexicanos no les gusta el papel moneda”, lo cual es un fenómeno interesante y quizás no del todo debido a la condición del país como el productor de plata número uno en el mundo. Desde principios del siglo XX, el proceso de envilecimiento, que significa el agotamiento del contenido de metales preciosos, procedió en la acuñación mexicana. La moneda “decoplata” de 1919, por ejemplo, constaba de 72% de plata y 28% de aleación de cobre.
Cuando el Banco Central de México acuñó por primera vez los Nuevos Pesos, que valían 1.000 de los pesos antiguos, en 1993, salieron en forma de 5 centavos y 10 centavos de acero inoxidable, y 20 centavos y 50 centavos de aluminio y bronce. El diseño elegido para los dos primeros fue el Anillo del Esplendor de la Piedra del Sol Azteca, y para los dos últimos fue el diseño del Anillo de los Días. Vimos una vez más el impulso insaciable en el presente de redescubrir, de volver a experimentar el pasado.
El Nuevo Peso fue luego reemplazado en 1996 por el Peso. 2009 vio la introducción de nuevas versiones de las denominaciones de 10, 20 y 50 centavos, pero las monedas de 10 y 20 en su mayoría han desaparecido de la circulación debido a sus denominaciones poco prácticas. El peso de hoy lleva el mismo nombre que la moneda que se produjo por primera vez después de la independencia de México de España en 1821, pero también tiene en su reverso los últimos 200 años de la historia de México, al mismo tiempo que deja espacio para que la generación del mañana agregue un toque final propio.
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