Paulina Paz Rincón González
Profesora Asociada Dpto. de Psicología
Subdirectora de la Dirección de Estudios Estratégicos UdeC
Se ha tendido a naturalizar la asignación femenina de los cuidados y las labores domésticas, pero estas tareas deben ser compartidas por todos quienes integran el grupo familiar, pues son de todos.
En estos tiempos de confinamiento en el hogar y de aislamiento físico, el apoyo social es clave y, en esa línea, la distribución de la carga de las labores de cuidado y domésticas es una forma de apoyo al interior del mismo grupo familiar. En este contexto, Paulina Rincón, profesora asociada del Departamento de Psicología de la Universidad de Concepción, sugiere:
Conversar abiertamente entre los adultos corresponsables del hogar acerca de la sobrecarga que supone el cambio en la situación familiar, debido a las medidas que se han tomado para prevenir el contagio: niños todo el día en casa, adultos trabajando desde casa, quizás un adulto mayor o persona con enfermedad a cargo, por ausencia de cuidador habitual, etc.
Hacer un listado de las tareas domésticas y de las tareas de cuidado, intentando:
a) Reducir los niveles de exigencia en relación con tareas domésticas que pueden ser prescindibles o realizadas con menor frecuencia.
b) Desagregarlas o dividirlas al máximo, para poder distribuirlas de manera más equitativa y con participación de todos quienes integran el grupo familiar.
Definir qué tareas deben estar a cargo de las personas adultas de la casa (por ej., preparar comida, administrar medicamentos, lavar alimentos) y cuáles pueden asumir niños y niñas en función de sus edades (estirar o hacer su cama, poner y retirar la mesa, alimentar a las mascotas, etc.), así como frecuencia de ejecución de cada tarea.
Distribuir las tareas que deben ser asumidas por adultos, entre los adultos responsables del grupo familiar.
Invitar a niños y niñas a participar de la conversación, señalándoles qué tareas van a tener a su cargo y, en caso de ser posible, permitirles elegir cuáles quieren asumir de forma permanente o a través de turnos entre ellos.
Hacer un afiche o póster, con participación de niños y niñas, donde se anoten las tareas, sus responsables y frecuencia y horario de ejecución. Dejar un espacio para poder ir marcando la realización de la tarea por parte de la persona encargada.
Publicar el afiche o póster en un lugar visible y a una altura que permita a niños y niñas poder ir marcando la ejecución de las tareas que tienen a su cargo cuando las realicen.
Dar el ejemplo realizando las tareas asignadas y registrando en el afiche su ejecución.
Elogiar a diario a quienes van realizando las tareas asignadas. Considerar dar un premio al final de la semana a niños y niñas por su contribución a las rutinas del hogar. El premio puede ser algo que no implique ningún gasto para la familia, por ejemplo, más tiempo de TV, preparar un postre rico en familia, que madres y padres les lean un cuento extra antes de dormir o jueguen más tiempo todos juntos como familia.