Consuelo Novoa Rivera
Psicóloga
Dra. (c) en Psicología
Universidad de Concepción
Los adultos debemos explicar a los menores lo que está ocurriendo.
Ellos saben que algo sucede y omitir esa información solo podría generar más incertidumbre y alimentar fantasías al respecto. Para explicarles qué sucede debemos utilizar un lenguaje sencillo y aclarar sus dudas trasmitiéndoles calma y seguridad.
Dependiendo la edad de los niños, podemos entregar más detalles, pero es importante que seamos sinceros y les contemos que se trata de un virus parecido al de la gripe o el resfrío pero que se contagia con mucha facilidad y que por ese motivo debemos tomar cuidados especiales, pues a pesar de que la mayoría se mejora, pudiera ser de mayor riesgo para algunas personas.
Junto con esto es de relevancia que les digamos que existen muchos profesionales y científicos trabajando para encontrar una solución a este problema de salud y que mientras eso ocurre debemos colaborar y cuidarnos entre todos para evitar el contagio.
Para ello es importante que les enseñemos cómo deben lavar sus manos y contarles qué evitamos con esta práctica, contarles el porqué es mejor quedarnos en casa y toser o estornudar de cierta forma.
– Gestionar el tipo de información que reciben
Limitar el tiempo de exposición a información que pudiese angustiarlos más o generarles confusión. Supervisar particularmente la información que leen o escuchan en redes sociales y/o televisión.
– Realizar videollamadas a sus seres queridos
Si queremos cuidar la de niños y niñas, es importante que los no les transfieran el estrés que pudiesen estar viviendo producto de la contingencia. Estamos en una situación excepcional que nos afecta a todos y, en este contexto, se puede ser más flexible en algunos aspectos que aliviarán la carga mental de la familia.
– Cuidar la salud mental de madres y padres es fundamental
Otro factor que pudiera afectar la salud mental en este distanciamiento social es justamente la lejanía física con amigos o familiares, no saber cómo están o simplemente extrañarlos, lo que pudiese generar malestar psicológico. Si es posible se podrían generar videollamadas con las personas que son significativas para ellos. Por ejemplo, con sus abuelos o con sus amigos del colegio.
– Crear nuevas rutinas durante este periodo
La pérdida de la rutina habitual puede favorecer el aburrimiento y la frustración. Establecer rutinas para desarrollar en el hogar, ahora que no están asistiendo a clases puede ayudar con ello. En conjunto pueden crear y diseñar en un papel un nuevo horario de “cuarentena” con actividades que incluya las tareas escolares, pero también que organice el tiempo de juego y ocio. Allí, por supuesto es ideal que se consideren actividades en conjunto, por ejemplo, la lectura de cuentos, cocina en familia, tiempo de juego en familia etc. pero también hay que darles espacio para que busquen formas de entretenerse solos.