Un estudio de tres años, encargado por Conaf a distintas organizaciones, determinó que es un hongo el agente patógeno que está afectando a las araucarias del país, causando la muerte de cerca del 10% de ellas. Sin embargo, la Fundación Fungi descartó que la presencia del hongo sea causante de la mortandad del pino araucano. Asegura tener a otros culpables.
Hace unos días se dio a conocer el informe del centro investigación Bioforest, que es parte de la forestal Arauco que se dedica a la fabricación de pulpa de celulosa y sus derivados. Desde la entidad indicaron a El Dínamo que, tras practicar diversas pruebas, se concluyó que la cancros (enfermedad que se da en plantas y árboles) se debía a un hongo particular llamado Caliciopsis.
Sin embargo, la Fundación Fungi, que se dedica exclusivamente al estudio y conservación del reino fungi en Chile, cuestionó las conclusiones y aseguró que ese hongo “es parte de la funga nativa del mismo árbol. No es una especie invasora ni parásita”. Lo que ocasiona el problema, indican, es la proliferación excesiva del hongo que se ha permitido por las condiciones en las que se encuentran las araucarias en la actualidad: cambio climático, la sequía y la acción humana.
En conversación con Qué Pasa, la directora ejecutiva del organismo, Daniela Torres, señaló que más que rebatir el documento, a lo que quieren hacer énfasis es a que no se está mostrando lo que realmente produce la enfermedad del árbol y lo que está provocando el problema con las araucarias. Eso, agrega, “es el cambio climático y la sequía. Nos parece injusto que se guarde esa información”.
Lo que ocurre, dice Torres, es que efectivamente ese hongo está presente, pero ha estado ahí “por miles de años, por todos los años que han habido araucarias en nuestro territorio”. Sin embargo, “dadas las condiciones que enfrentamos hoy a nivel planetario y específicamente en la zona norte por la sequía, se ha producido un estrés muy fuerte en el árbol que desencadena una serie de problemas, entre ellos la proliferación de un hongo, y en realidad son varios hongos”.
“Para hacer una similitud, esto es lo mismo que pasa con nuestra flora intestinal. Nosotros tenemos la presencia de varios hongos y bacterias, la más conocida es la Echerichia Coli, que la tenemos presente y no nos hace daño, de hecho, la necesitamos para todo lo que ocurre en nuestro cuerpo. Pero dadas algunas condiciones, como la mala alimentación o algún producto que está contaminado, se produce una proliferación que nos trae malestares gastrointestinales. Acá es lo mismo, se produce la enfermedad por algún agente externo”, explica.
En condiciones normales, dicen, “no se produciría ningún daño, pero hoy la sequía es tan potente que llega a dañar al árbol. Hay un hongo, sí, pero que ha estado presente siempre, pero ahora ha crecido por todo el estrés”.