Productores de agua, reguladores del clima y refugio de la biodiversidad. Según expertos, esas con algunas de las características que poseen los bosques nativos, por lo que deben tener protección especial tanto del Estado como de sus dueños, en caso de que estén en manos privadas.
Sin embargo, las masas boscosas a nivel nacional siguen siendo afectadas por cortas ilegales, de acuerdo a un reporte entregado por la Corporación Nacional Forestal (Conaf), por Ley de Transparencia. La entidad informó que entre 2013 y 2019, la superficie de bosque nativo arrasada por talas ilegales asciende a 10.668 hectáreas, información obtenida a partir de fiscalizaciones realizadas.
El detalle indica que se produjo un aumento de la superficie afectada por cortas irregulares: pasó de 1.193 hectáreas en 2017 a 1.815 hectáreas, en 2018. Y solo en lo que va de 2019, se alcanza un total de 1.359 hectáreas. Las regiones del país que concentran la cantidad de casos corresponde a Los Lagos, Ñuble y El Maule.
Jeniffer Moreno, directora de la Agrupación de Ingenieros Forestales por el Bosque Nativo, explica que entre las causas que explican las cortas ilegales están la expansión inmobiliaria y que también hay grupos que se dedican a extraer recursos en algunas comunas para la producción de leña, combustible clave en el sur de Chile para calefacción. “Conaf tiene poco personal y recursos para fiscalizar estos hechos”, advierte Moreno
Sostiene que una de las zonas del país que más preocupa es en el archipiélago de Chiloé, pues sus bosques son reservas de agua “y si estos resultan afectados, entonces se pierde la capacidad de producción de recursos hídricos”.
Rodrigo Catalán, director del área Conservación de la organización WWF, asegura que entre los problemas que acarrea la tala ilegal están la degradación progresiva de los predios, lo que lleva a la pérdida de especies animales y vegetales.
Catalán advierte que los bosques con alto deterioro emiten gases con efecto invernadero que generan el cambio climático. Coincide con que las cortas se dan debido a la extracción de árboles para usarlos como leña y también la producción de maderas de alto valor para la construcción o la elaboración de muebles. “Los consumidores deben saber de dónde vienen los productos con el fin de evitar comprar los que tienen un origen ilegal”, afirma.
Ante la realidad del deterioro de los bosques nativos, WWF señala que el gobierno debería trabajar en dos ámbitos: entregar más recursos para la protección de las áreas silvestres protegidas (parques, reservas y monumentos nacionales) y que se disponga de un financiamiento de la restauración de los bosques mediante la entrega de fondos a privados. Catalán agrega que dada la emergencia climática se debería cumplir la meta de recuperar 500 mil hectáreas de bosque nativo a 2030, lo que ha sido propuesto por WWF.