Un estudio realizado por expertos de la Universidad de Magallanes mostró la presencia de microplásticos en el estómago de la centolla magallánica, siendo el primer registro en su tipo publicado en una revista científica
De la muestra que tomó 30 ejemplares de centolla Lithodes santolla en Bahía Nassau, 8 de ellos (27%) presentaba microplásticos pequeños, principalmente de color azul, que iban desde los 3,0 mm hasta los 20 mm de longitud.
Ante esta situación, desde el Ministerio de Medio Ambiente, a través del jefe de la Oficina de Economía Circular, Guillermo Gutiérrez, se indicó que hasta la fecha no se tenía conocimiento de estudios similares, salvo un trabajo similar llevado a cabo en la Universidad San Sebastián en la Región del Bío Bío, donde se detectó presencia de material microparticulado en agua superficial , arena y peces oceánicos y costeros, consignó La Tercera.
La investigadora del Instituto Patagonia, y coautora del estudio enmarcado en un proyecto anexo encargado por el Instituto de Fomento Pesquero (Ifop), Claudia Andrade, señaló que “se trata solamente de registros visuales de contenidos estomacales, acotado a un punto específico de la región, y a una muestra que representaría apenas a un 1% de la población de centollas estimada para Magallanes y la Antártica Chilena”.
La coordinadora de la campaña antiplásticos de Greenpeace, Soledad Acuña, aseguró que los microplásticos presentes en los crustáceos o peces son un riesgo para la salud humana. “Llegan al hombre y lamento decirlo, nos estamos comiendo el plástico, y a la gente no le gusta saber que come plástico”, explicó la representante de la internacional.
Acuña, añade que se trata de partículas tan pequeñas que no se ven. “Y no sólo las centollas, sino todos los moluscos chilenos tienen de dos a seis micropartículas de plásticos, esto mientras más cerca de la costa, que recibe la mayor cantidad de contaminación, es mayor”, precisó.
Por su parte, el investigador del Centro de Ecología Aplicada y Sustentabilidad de la Universidad Católica, asevera que una línea de estudio de microplásticos apuntan a que estos sirven de vehículos de transporte de otras toxinas. “Si la centolla o el chorito está ingiriendo estas partículas, quizás están ingiriendo otros asociados al microplásticos. Se estudia el efecto directo del microplástico y cómo este es vehículo de otros efectos contaminantes”, acotó.
A su vez, el académico de la Universidad Católica del Norte, Martin Thiel, afirmó que “estos plásticos se fragmentan en pequeños microplásticos que ingieren accidentalmente (lo confunden con su alimento) por peces y aves marinas”. “Aún sabemos muy poco de estos efectos y falta mucho por estudiar”, agregó, insistiendo en que “tenemos que reducir el flujo de plásticos al mar”.
“Sabemos que toda la contaminación de las costas de Chile se origina solamente en Chile, no viene de otras partes. Así, nos tenemos que sumar a esta guerra contra los plásticos desechables por nuestro propio bien”, sentenció Thiel.