La mañana del sábado, previo a la explosión que afectó a la Clínica Sanatorio Alemán de Concepción, el capitán Giuliano Malverde, de la Subcomisaría de Los Álamos, llevó a su hija de cuatro años al recinto de salud para que le practicaran una operación de urgencia por una apendicitis.
Ese día, temprano, la menor fue intervenida quirúrgicamente para luego ser ubicada en un cuarto del tercer piso. En ese momento, Malverde escuchó que serían evacuados por una emanación de gas al interior de la clínica.
“Posteriormente nos dijeron que la situación se había normalizado y a los minutos ocurrió la explosión: los ventanales de la pieza se quebraron, la puerta se salió. Yo envolví a mi hija en una sábana, con todos los cables a los que estaba conectada, mi señora se tomó de mi brazo, y comenzamos a bajar las escaleras”, contó Malverde a La Tercera.
Camino a la salida, el uniformado vio a adultos y niños, ensangrentados y heridos, quienes gritaban pidiendo ayuda. Esta situación fue advertida por su hija, por lo que optó en cubrir su cara. Sin embargo, eso no evitó que personas se abalanzaran sobre él para pedir auxilio. “Me empezaron a zamarrear y llorando me decían que habían más personas en el tercer piso, que por favor los ayudara”, agregó.
Malverde, una vez que dejó a su esposa e hija fuera de peligro, regresó al recinto para asistir a las personas que solicitaban su ayuda sin ser parte del personal encargado de la emergencia. “No fui el único. Muchas otras personas también ayudaron. Tuvimos que rescatar a pacientes que tuvimos que bajar en camillas. Fue un trabajo en conjunto, yo fui uno más”, reveló el uniformado.
“Pronto llegaron los primeros carabineros al lugar y ellos también me pedían instrucciones”, añadió.
Dentro de la desesperación y del operativo improvisado dentro del Sanatorio, Malverde grabó un mensaje dedicado a su familia en caso de que el edificio colapsara. “Yo le explicaba a mi señora que había vuelto a ayudar a la gente. Ese mensaje se lo envié a mi jefatura”, precisó.
“Lo que yo hice es lo que los carabineros hacen a diario. Y muchas veces nuestro trabajo pasa desapercibido cuando las situaciones no son tan graves (…) Esta es nuestra misión, ponernos a disposición a diario sin saber si continuaremos con vida. Tengo un dolor muy grande por las personas que fallecieron y me siento muy agradecida por mí y mi familia que nos salvamos”, reflexiona el carabinero.