Una intensa confrontación se vivió la mañana de este jueves en el Congreso, cuando el diputado Ignacio Urrutia (UDI) calificara de “terroristas” a las víctimas de violaciones a los derechos humanos durante la dictadura militar.
Los dichos fueron emitidos en plena sesión, cuando la diputada Carmen Hertz (PC) manifestara su molestia por el retiro del proyecto de ley que otorga un aporte reparatorio a las víctimas de prisión política y tortura.
“Es una excelente noticia que el gobierno haya retirado este proyecto que es nefasto. No es la única vez que se entregan estos beneficios, es como la décima vez que se entregan estos regalitos a gente que en el fondo fueron más que exiliados, fueron más que nada terroristas en el pasado. Así que en buena hora el gobierno retiró el aguinaldo que le querían entregar a esta gente y espero sinceramente que en el futuro no se presente nunca más un proyecto de esta naturaleza”, fueron las palabras de Urrutia.
De inmediato, legisladores de la ex Nueva Mayoría y el Frente Amplio expusieron verbalmente su indignación por los dichos del diputado de la UDI, para luego retirarse de la sala.
Ante esta situación, el diputado Guillermo Tellier (PC) indicó que “no es la primera vez ofende a personas que fueron víctimas de DD.HH”. “Uno se pregunta si es que (Urrutia) está en todos sus cabales o si tiene un problema de enagenación mental, pero es difícil convivir con personas como estas en el Parlamento”, añadió el legislador PC.
Por su parte, el diputado Tucapel Jimenez (PPD) anunció que pasarán al legislador a la Comisión de Ética de la Cámara.
Además, la diputada del Partido Humanista, Pamela Jiles, tuvo que ser detenida por sus pares dado que su indignación llegó a tal punto que buscó encarar a legislador de la UDI tras sus dichos. “Yo intenté encarar al diputado Urrutia, lo que fue interrumpido por otros cuatro parlamentarios que parece que consideran que tengo una fuerza física impactante porque se tiraron a detenerme con manotazos a proteger a este señor que parece que necesita protección. Y por lo tanto no fue posible encararlo, tuve que decirle a gritos lo inadmisible de su actitud y que recibí de vuelta fue agresiones verbables”, explicó Jiles.