La mejora del ambiente al interior de la residencia, un límite en el número de los internados y la separación de estos último en grupos etarios, son algunos de los cambios que establece la nueva normativa que se le aplicaría a los centros del Servicio Nacional de Menores (Sename).
El organismo público, junto a la División de Políticas Públicas del Ministerio de Salud (Dipol-Minsal), elaboraron la nueva ordenanza que impondrían transformaciones radicales al interior de las unidades. Como tal, el documento se apega a las normas que establece el Código Sanitario y tardó todo 2017 en materializarse.
“El reglamento se hace cargo de la mirada de salud global, no sólo desde el aspecto sanitario sino también desde lo estructural, que los hogares deben tener agua potable, por ejemplo, o la cantidad de niños por habitación o metro cuadrado. Hoy hay un hacinamiento tal, que favorece las conductas agresivas y el abuso sexual”, explicó para La Tercera, Silvia Riquelme, jefa del Departamento de Salud Ocupacional del Minsal y una de las personas que elaboraron el escrito.
Se aplicarían nuevos requerimientos para los directivos de los recintos, los cuidadores, en tema de infraestructura y para el entorno.
– Sólo 12 niños, niñas o adolescentes (NNA) por centro y, en el caso de alta complejidad, un máximo de nueve.
– Los NNA serán acogidos por grupos etarios (primera infancia, de 8 años hacia abajo; segunda infancia, de 9 a 13 años, y adolescentes de 14 a 18 años).
– Tendrán consideración especial las residencias de alta dependencia de terceros asociada a discapacidad, además de aquellas donde se encuentren menores de edad embarazadas o que hayan sido madres.
– En los establecimientos, según lo escrito, debe existir “un ambiente propio de hogar, que considere el formato de la vivienda, rutinas diarias y la satisfacción de sus necesidades, relevando el espacio residencial como un principal elemento reparatorio”.
– Cerca de 250 centros que atendieron, en 2016, a más de 11.980 NNA.
– Cada unidad se responsabiliza por 50 y 100 internos.
– Cada una de las residencias debería velar por los derechos de estos menores, además de regular la adopción en Chile.
– La fiscalización de los hogares evidenció los abusos, las agresiones y la falta de control que se vive en su interior.