Con el fin de sumar el apoyo aéreo internacional y enfrentar de mejor forma los incendios forestales, se envió en abril de 2017 un informe donde se solicitaba a Estados Unidos el apoyo de dos C-130 (Hércules) a la Air National Guard. El 15 de noviembre pasado, la embajada norteamericana respondió con una negativa.
“Lamentablemente, después de haber hecho las consultas a las diferentes ramas de las fuerzas armadas de los EE.UU., no se puede prestar a Chile el apoyo solicitado debido a que los aviones que se utilizan para el combate de incendios forestales no pueden ser reservados dado que están constantemente en otras misiones”, fue la respuesta de la entidad extranjera.
Así, tal y como detalla el oficio enviado el 13 de diciembre (2017) por el ministro de Defensa, José Antonio Gómez, al presidente del Senado chileno, Andrés Zaldívar, las aeronaves cisterna no podrían ayudar en la lucha contra el fuego que afecta a ocho comunas y regiones en el país.
La alternativa consiste en pedir el servicio a empresas privadas, nacionales y internacionales. De todas formas, aunque el refuerzo es sumamente necesario, la temporada actual (2017-2018) ha sido menos agresiva y devastadora que la pasada. Además, la Corporación Nacional Forestal (Conaf) estableció que cuenta con un “plan base”.
“Eventualmente, si ocurriese una situación como la sucedida en la temporada pasada, estamos en condiciones de activar recursos de mayor envergadura, acudiendo al apoyo internacional” aseguró a La Tercera, el gerente de Protección Contra Incendios Forestales de Conaf, Pablo Lobos.
Desde la Conaf aseguraron que se cuenta con 38 aeroplanos, desde Valparaíso a Magallanes, junto a 197 brigadas terrestres destinadas a acciones de control.