Incendios forestales de una magnitud y velocidad que no se había visto antes, olas de calor que superan las máximas temperaturas registradas y aluviones en quebradas que desde hace décadas se mantenían inactivas, son solo algunos de los fenómenos y catástrofes naturales que han ocurrido en Chile este año. Situaciones que, a medida que pasa el tiempo, se hacen cada vez más frecuentes. De hecho, en los últimos tres años el país se ha enfrentado al 43% de los desastres naturales importantes ocurridos desde 1960.
Las cifras fueron entregadas por el Subsecretario de Interior, Mahmud Aleuy, durante un seminario organizado por la Asociación de Concesionarios de Obras de Infraestructura Pública (Copsa), y fueron elaboradas a partir del “Informe Hacia un Chile Resiliente Frente a Desastres: Una Oportunidad”, del Consejo Nacional de Innovación para el Desarrollo (CNID)”. Según informaron desde Interior, el catastro se realizó seleccionando los principales desastres de origen natural en Chile, bajo criterios de impacto, magnitud del evento, afectación de personas y de la actividad económica, entre otros.
Es así como se obtuvo que desde 1960 hasta la fecha han ocurrido 30 emergencias significativas, de las cuales 13 se concentran en el periodo entre abril de 2014 y febrero de 2017.
“La conclusión obvia es que es altamente previsible que cada día tengamos más eventos como estos, y más severos, producto del cambio climático”, señaló durante su presentación Aleuy. “Esto se podría transformar en una constante creciente. Todos los informes mundiales señalan que Chile es un país muy propenso a los efectos (de ese fenómeno)”, añadió.
Según la Convención Marco de las Naciones Unidas, el país cumple siete de las nueve características necesarias para calificar a una nación como especialmente vulnerable de ser afectada por una alteración del patrón climático. El director de la Oficina Nacional de Emergencia (Onemi), Ricardo Toro, señaló que producto de este fenómeno “los eventos meteorológicos pasaron a ser mucho más frecuentes y con mayor afectación”.
En ese sentido, el director explicó que en los últimos años “empezamos a tener aluviones como los de Antofagasta, Atacama y Tocopilla, olas de calor, nevazones, vientos y marejadas que sobrepasan totalmente lo que se conocía. Las frases ‘nunca antes visto´ o ´el más grande de la historia’ se repiten con frecuencia ahora”.
El aumento de las catástrofes que ha enfrentado el país también se ha visto reflejado en los costos asociados. Según información del Ministerio del Interior, entre 2010 y 2016 el gasto total del Fondo de Emergencia ascendió a US$ 1.088 millones.
Frente al pronóstico de que el país vivirá estos eventos con mayor frecuencia, las autoridades y expertos aseguran que es muy necesario tener la preparación adecuada ante emergencias. En esa línea, el director de Onemi explicó que a futuro “es importante que se mejoren los instrumentos de meteorología que existen para ser mucho más precisos en los pronósticos y enfrentar estos eventos con menos incertidumbre”. Pero además aseguró que es necesario acelerar la aprobación de la ley que crea el Sistema Nacional de Emergencia. “Se requiere una readecuación a estos escenarios nuevos. Nos pueden haber sorprendido en su momento, pero ahora tenemos que estar en condiciones de enfrentarlos, y no quedarnos con lo antiguo. Para eso es fundamental que se apruebe la ley que está en el Congreso”.
Por su parte, Aleuy apuntó a que se necesita un trabajo en conjunto como sociedad. “No existen instituciones virtuosas que puedan por sí solas enfrentar el cambio climático, por lo tanto lo que hay que seguir haciendo es el esfuerzo que hemos hecho hasta ahora, entre el Estado, la empresa privada y la gente. Ese es el espacio común que hay que construir”, dijo.
Respecto a las cifras de los últimos desastres, el experto en emergencias Michel de L’Herbe señaló que “hay que ser cuidadosos al momento de no caer en un análisis que finalmente termine siendo un paso hacia la autocomplacencia”. En ese sentido añadió que “a todas luces el cambio climático está presentando situaciones con mayor intensidad y habitualidad, pero es un fenómeno que ya es conocido”.
El experto explicó que mientras en el ámbito sismológico la ingeniería en el país se ha desarrollado para tener una de las mejores normas antisísmicas en el mundo, en el ámbito meteorológico “ocurre que muchas veces la mala planificación territorial o el inadecuado diseño de nuestras ciudades, nos lleva, por ejemplo, a la posibilidad de inundación de una ciudad. No tiene que ver con la naturaleza, sino con quienes tienen que establecer el desarrollo de esas ciudades y con el sistema de emergencia, que debe ser capaz de anticipar este tipo de fenómenos”.