Maite Otondo Briceño
Académica de la Facultad de Educación UCSC

La inclusión laboral de personas con síndrome de Down (SD) sigue siendo un desafío en Chile. A pesar de avances normativos, su participación en el mercado laboral es mínima debido a barreras estructurales y culturales que limitan sus oportunidades. Aunque la Ley N° 21.015 promueve la contratación de personas con discapacidad, su implementación aún enfrenta dificultades, reflejando una brecha entre la legislación y la realidad laboral.

Uno de los principales obstáculos es el prejuicio que aún persiste en muchas organizaciones. Se asume erróneamente que las personas con SD no poseen las competencias necesarias para desempeñarse en un entorno laboral, ignorando sus habilidades y el valor que pueden aportar. A esto se suma la falta de programas de formación adaptados que permitan su integración en el mundo del trabajo.

Además, las empresas no han incorporado completamente el concepto de inclusión. La falta de adecuaciones en los espacios de trabajo, la rigidez de los horarios y la ausencia de programas de acompañamiento dificultan la contratación de personas con SD. Un entorno laboral inclusivo no solo es un derecho, sino una oportunidad para enriquecer los equipos de trabajo con diversidad y nuevas perspectivas.

Otro factor clave es la falta de redes de apoyo para las familias, que muchas veces desconocen los derechos laborales de las personas con SD y no cuentan con orientación suficiente para facilitar su inserción laboral. Sin información clara ni recursos adecuados, se perpetúa un círculo de exclusión que impide a estas personas acceder a oportunidades laborales dignas.

Para lograr una inclusión efectiva, se requiere un esfuerzo coordinado entre el sector público, las empresas y la sociedad en general. Es fundamental desarrollar campañas de sensibilización, fortalecer programas de formación y mejorar la fiscalización de la normativa de inclusión, garantizando su cumplimiento con medidas concretas.

La inclusión laboral de personas con síndrome de Down no es solo un tema de justicia social, sino una oportunidad para construir una sociedad más equitativa y diversa. La integración plena en el mundo laboral no solo mejorará sus condiciones de vida, sino que también enriquecerá el desarrollo del país. Romper barreras y generar oportunidades es una tarea urgente e ineludible.