El eterno desafío de las pensiones
08 de Enero 2025 | Publicado por: Diario Concepción
Pablo Müller-Ferrés
Universidad Autónoma de Chile
El debate sobre las pensiones es un tema recurrente, tanto en Chile como en el resto del mundo. Esta relevancia surge, en parte, porque las personas vivimos más tiempo gracias a los avances en salud, lo que plantea desafíos para los sistemas de previsión social. En Chile, el sistema de pensiones ha pasado por seis grandes transformaciones: fue creado en 1924 y modificado en 1925, 1932, 1952, 1974 y, finalmente, en 1981 con la instauración del modelo actual. Curiosamente, todos estos cambios se implementaron bajo regímenes autoritarios, lo que refleja lo complejo que resulta alcanzar consensos amplios en esta materia. El sistema actual considera 14 variables para calcular las pensiones. Entre las más relevantes están el ahorro, la rentabilidad, la densidad de cotizaciones, la edad de jubilación y la esperanza de vida.
Rentabilidad: Históricamente alta, con un promedio anual compuesto superior al 7%. Sin embargo, es impredecible, como lo demuestran los desaciertos de iniciativas como Felices y Forrados (FyF). Densidad: Representa la proporción de meses cotizados respecto del tiempo total de actividad laboral.
Ahorro: Es el monto acumulado, que en Chile equivale al 10% obligatorio del salario, aunque se permite el ahorro voluntario. Edad de jubilación: 60 años para mujeres y 65 para hombres. Esperanza de vida: Actualmente, 83 años para las mujeres y 81 para los hombres.
Analizando estos factores, es evidente que el problema principal no radica en la rentabilidad, sino en la combinación de las otras variables.
Por ejemplo, un hombre que cotiza el 10% de su salario entre los 25 y los 65 años acumula un ahorro equivalente a 4 años de ingresos. Con la rentabilidad histórica, ese monto puede financiar hasta 12 años. Sin embargo, este trabajador necesitará cubrir 16 años de vida tras jubilarse, generando un déficit del 25%. En el caso de las mujeres, la situación es más crítica: al cotizar durante 35 años, su ahorro alcanza para 11,5 años, pero deben financiar 23, lo que representa un déficit del 100%.
El reciente incremento del 6% en la cotización individual apunta en la dirección correcta, ya que reduce el déficit para los hombres. Sin embargo, para las mujeres, la brecha sigue siendo significativa. Una solución propuesta por organismos internacionales como la OCDE y el FMI es igualar la edad de jubilación entre hombres y mujeres, lo que ayudaría a acortar esa diferencia. Otra medida posible es incorporar seguros que cubran los períodos de lagunas previsionales, aunque su implementación es compleja, ya que estaría limitada al trabajo formal.
A corto plazo, la única solución viable es el financiamiento mediante impuestos generales, como ocurre con la Pensión Garantizada Universal (PGU). Sin embargo, este mecanismo requiere ajustes. Actualmente, la PGU representa el 6% del presupuesto nacional y podría alcanzar el 20% en 2050 si se mantiene el nivel de cobertura. Esto hace necesario implementar un sistema de evaluación y eliminación gradual para garantizar su sostenibilidad.
El desafío de las pensiones en Chile no tiene soluciones mágicas, pero avanzar en estas líneas permitirá construir un sistema más equitativo y sostenible para las futuras generaciones.