Florencia Alvez Marín
Abogada Colectiva Justicia en Derechos Humanos

Recién iniciado el 2025 las planificaciones y proyectos están a la orden del día.

En este contexto, bien vale mirar nuestra querida ciudad, y reflexionar ¿qué queremos para Concepción?

En un entorno privilegiado, quisiéramos que se pusiera en valor la naturaleza de esta tierra que nos acoge. Que miremos siempre al Río, que majestuoso recorre la región que lleva su nombre. Que autoridades y ciudadanía se involucren activamente, con fundamentos científicos y no solo opiniones, en la protección de los sitios de alto valor biológico que rodean nuestra ciudad.

Los humedales, las bahías, la península de Hualpén y el Parque Nacional Nonguén -primero de su tipo presente en un sector periurbano en Chile-, albergan una gran riqueza de flora y fauna, con especies nativas amenazadas por la expansión urbana, los incendios forestales, la presencia de animales domésticos y la contaminación. Además, sus caminos y sus nombres hablan de nuestra historia y cultura.

¿Cómo equilibramos el desarrollo urbano con la protección de nuestro entorno?

No se trata solo de una cuestión ambiental, sino también social y política. Integrar estas zonas como corredores biológicos y espacios recreativos accesibles en la planificación urbana puede contribuir a mejorar la calidad de vida de quienes habitamos esta tierra. Promover la educación ambiental y la participación ciudadana podría impulsarnos a un futuro que fuera ejemplo de sostenibilidad, rescatando y reconociendo nuestra historia, y resguardando las posibilidades de las generaciones venideras.

Contamos con herramientas normativas para llevar todas esas acciones a cabo. Entre ellas, la Ley de Humedales Urbanos (2020), el Acuerdo de Escazú (2022), la Ley Marco de Cambio Climático (2022), la Ley que crea el Servicio de Biodiversidad y Áreas Protegidas (2023), solo por nombrar algunas. Se requiere, además de normas, autoridades responsables que con convicción adopten decisiones fundadas y con visión de futuro, y una ciudadanía empoderada, participativa y preparada.

Para esta época, en que parece haber espacio para soñar y planificar, tomemos este desafío y oportunidad de convertir a Concepción en un modelo de convivencia entre ciudad y naturaleza, fortaleciendo nuestra identidad con los pies bien puestos sobre la tierra.