Rodrigo Castillo Jofré
Abogado y Magister en Derecho Público
Colectiva – Justicia en DDHH

“Las ciudades son accidentes, que no prevalecerán frente a los árboles”, afirmaba el poeta Jorge Teillier, y hoy más que nunca sería deseable que sus palabras se hicieran realidad. En una semana en que las máximas de temperatura se acercaron a los 40°C en el valle central, es urgente poner el foco en las medidas de adaptación climática necesarias para sortear estos eventos. En las ciudades, la protección del arbolado urbano es un elemento fundamental para esta adaptación. De acuerdo con estudios recientes, la reducción de temperatura que puede implicar la presencia de árboles en la ciudad fluctúa entre los 4° y 12° C.

Si bien existen algunos incentivos y bases de regulación y planificación en materia de arbolado urbano en Chile, no existe un marco lo suficientemente sólido y sistematizado en la materia que asegure la protección y expansión de las áreas con vegetación y árboles en zonas urbanas. Tampoco se ha logrado una implementación efectiva de criterios de justicia social en la distribución de las áreas que cuentan con árboles, contribuyendo ello a las diferencias en el impacto de los episodios de calor, que en las grandes ciudades parecen ir de la mano con la segregación urbana.

Sin ir muy lejos, la ciudad de Concepción ha vivido, en épocas recientes, episodios de conflictos en torno al cuidado y manejo de los árboles urbanos, que llevan en muchos casos a decisiones erradas e irreparables en el corto plazo, conflictos entre instituciones, e incluso la judicialización impulsada por grupos de vecinos interesados en la protección de estos bienes naturales.

En el año 2021, fue presentado un proyecto en el Senado para la dictación de una “Ley de Arbolado e Infraestructura Verde”, que propone nuevas herramientas de planificación en materia de arbolado urbano, criterios mínimos para su cuidado, incentivos y directrices para la ampliación del arbolado urbano y vías de participación vecinal en su manejo. Lamentablemente, desde mediados de 2022 este no presenta avance en su tramitación. Es de esperar que los actuales episodios climáticos vuelvan a poner en discusión con urgencia estas medidas de protección del arbolado urbano. Después de todo, en palabras de otra poetisa, Gabriela Mistral, “una ciudad sin árboles es una masa opaca y brutal de edificios, que endurece el corazón de sus hombres.”