Opinión

La burbuja de TikTok

Por: Diario Concepción 13 de Diciembre 2024
Fotografía: Cedida

Fernando Bustamante
Académico de la Facultad de Comunicación, Historia y Cs. Sociales UCSC

Vivimos en un tiempo donde la construcción de la realidad está mediada por plataformas digitales que privilegian la rapidez y el atractivo visual por sobre la profundidad y la reflexión. TikTok, con su formato de videos breves y algoritmos que priorizan la interacción, se ha consolidado como un espacio influyente en la vida de los jóvenes. Sin embargo, sus efectos en la percepción de la realidad no pueden ser subestimados.

La rapidez con la plataforma presenta información limita la posibilidad de analizar críticamente el contenido. Para los adolescentes, que se encuentran en una etapa crucial de formación de identidad y pensamiento crítico, esto puede ser particularmente nocivo. La exposición constante a realidades idealizadas y fragmentadas fomenta la inseguridad y la ansiedad al comparar sus vidas con las representaciones aparentemente perfectas que observan en pantalla. Además, los algoritmos refuerzan creencias preexistentes al mostrar contenido similar al que ya consumen, creando un efecto burbuja que dificulta el acceso a perspectivas variadas y fundamentadas.

La falta de veracidad de muchas publicaciones agrava el problema. TikTok favorece la viralización de contenido basado en su atractivo emocional más que en su base factual, lo que propicia la propagación de noticias falsas o información tergiversada. Para los jóvenes, cuya capacidad para discriminar fuentes confiables aún está en desarrollo, esta exposición constante puede llevarlos a tomar decisiones basadas en ideas erróneas, poniendo en riesgo su bienestar.

Otro aspecto preocupante es la normalización de estándares inalcanzables. La reiteración de contenidos que glorifican ciertas normas de belleza o estilos de vida crea un entorno donde lo superficial y lo efímero se sobrevaloran. En este contexto, los jóvenes no solo enfrentan la presión de cumplir con estas expectativas, sino también la de medir su valor en función de “likes” y visualizaciones, elementos que tienden a reforzar una autoestima frágil y dependiente de la aprobación externa.

Urge que los jóvenes cuenten con educación digital que les permita interpretar y cuestionar el contenido al que están expuestos. En paralelo, padres, educadores y las propias plataformas deben asumir un papel activo en la promoción de un uso crítico y saludable de estas herramientas.

El reto está en reconectar a las nuevas generaciones con una percepción de la realidad más rica y compleja, que no se limite a lo que cabe en un video de 15 segundos. Es necesario devolverles el espacio para la reflexión y el análisis.

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