Dr. Matthias Erlandsen
Investigador en Relaciones Internacionales
Centro Estudios Europeos UdeC
El alto al fuego entre Israel y Hezbolá alcanzado esta semana es una decisión que fortalece la posición de Israel en el conflicto actual y su compromiso con la seguridad de sus ciudadanos. Este acuerdo, alcanzado con el apoyo de Francia y EEUU, permite a Israel reestructurar su fuerza militar —hasta ahora distribuida entre siete frentes— y concentrarse en la lucha contra el grupo terrorista Hamás en Gaza. Sin embargo, esto se produce en un contexto regional complejo marcado por incidentes como el asesinato del rabino Zvi Kogan en los Emiratos Árabes Unidos, lo que podría tener ecos en la estabilidad regional.
La reconcentración de esfuerzos de Israel en Gaza es esencial para garantizar la seguridad de los ciudadanos israelíes que viven bajo el constante peligro de ataques de Hamás, y para la población judía en general alrededor del planeta, que se ve amenazada por Irán.
Desde una perspectiva diplomática, el alto al fuego muestra que Israel está dispuesto a tomar medidas para desescalar conflictos cuando existen garantías claras de seguridad, en un gesto de que Israel busca estabilidad y paz, pero no a expensas de la seguridad de sus ciudadanos y en general de la población judía.
No obstante, el asesinato de Kogan introduce una nueva dimensión al escenario geopolítico, como un recordatorio de la vulnerabilidad de las comunidades judías en el extranjero y la necesidad de redoblar esfuerzos para protegerlas. Como líder comunitario y símbolo de la creciente presencia judía en el Golfo tras los Acuerdos de Abraham, su muerte plantea desafíos tanto para la seguridad como para las relaciones bilaterales. Si se confirma la implicación de Irán, esto podría escalar las tensiones y complicar la ya delicada relación entre el Golfo e Israel. Este crimen también podría impulsar una mayor cooperación en inteligencia en seguridad entre ambos países.
Israel ha dejado claro que su lucha no es contra la población civil de Gaza, sino contra un grupo terrorista que utiliza a esa población como escudo humano. Un alto al fuego sostenible requerirá la desmilitarización de Hamás y un compromiso real por parte de sus líderes. El acuerdo con Hezbolá es un paso hacia la estabilidad, pero la paz dependerá de la voluntad de las partes de abandonar el terrorismo y aceptar la coexistencia.