Marcelo Sánchez
Gerente general de Fundación San Carlos de Maipo
Si algo es inexorable es el paso del tiempo, más aún cuando se lleva rápidamente la Niñez. En la vida de un Niño el tiempo juega en nuestra contra y no es posible que, sumergidos en la contingencia noticiosa, dejemos de poner la mirada urgente en la realidad que les afecta. Niños y niñas de nuestro país están viviendo en una crisis permanente en medio de la paradoja que significa contar con normativa y leyes que enuncian la protección de sus derechos.
Hace sólo unas semanas el Mineduc entregó las últimas cifras de revinculación educativa, pasando de 50.814 en 2023 a 47.509 durante 2024, donde, sin embargo, el ausentismo escolar llega a cerca de un millón de niños. Por otra parte, cerca de mil niños se encuentran en situación de calle; tenemos más de 14 mil en lista de espera de salud mental, con un déficit crónico de cerca de mil siquiatras infantiles; en el servicio de protección Mejor Niñez hay más de 45 mil niños en listas de espera; un 25% de las derivaciones a cuidados alternativos se encuentran sin cupo; las denuncias por explotación sexual infantil han crecido 2,4 veces en cinco años, cada día más de 100 niños son víctimas de abuso sexual en Chile. Asimismo, de acuerdo a datos del Ministerio Público, durante 2023 se contabilizaron 66 niños muertos en acciones delictivas, 4 de cada 10 víctimas aleatorias en la ruta de una bala loca o en una disputa territorial, instancias asociadas a bandas delictuales.
Los datos se normalizan a tal grado que ya no asombran, sin embargo conocer las historias detrás de ellos nos movilizan a quienes trabajamos cotidianamente por su bienestar, aunque se avance marginalmente, aunque sus necesidades sigan en la periferia y no en el centro de las políticas públicas. Hoy más que nunca debemos avanzar en instalar la prevención social temprana en segmentos de la población que han ido enfrentando mayores factores de riesgos como la exclusión educativa, el consumo problemático de alcohol y otras drogas y los problemas de disfuncionalidad familiar. Con nuevos gobiernos regionales debiera estar en cada región como pilar fundamental, el levantar una Estrategia de desarrollo de la Niñez, en base a una Agenda temprana de Prevención Social que aborde los factores de riesgo emergentes en sus realidades locales, a través de una oferta completa, oportuna, de calidad y con evidencia que fortalezca los factores protectores en la Familia, Escuela y Comunidad.
La evidencia internacional ha demostrado ampliamente que la inversión social temprana en la niñez, sin duda, garantiza un mayor retorno e impacto. Hoy, las amenazas que se ciernen sobre la Niñez y, en particular la más vulnerada, impacta en distintos ámbitos. Somos co- garantes del bienestar de Niños y Niñas, como sociedad civil nos cabe una responsabilidad junto al Estado y debemos actuar con sentido de Urgencia, pero sobre todo llegar Antes y dejar de llegar tarde.