La incorporación de las mujeres en el mundo del desarrollo académico, científico, y promoción del conocimiento, es muy importante para la construcción de una sociedad más igualitaria.
Marisol Durán Santis
Rectora UTEM
Cada 25 de noviembre es una fecha que nos recuerda la importancia de no bajar los brazos en torno a la lucha contra la violencia hacia las mujeres y niñas para el bien de todas las sociedades, así lo estableció la Organización de Naciones Unidas hace ya 24 años.
En la actualidad, si bien hemos dado pasos concretos en avanzar en la erradicación de la violencia, sigue estando presente en nuestra cotidianidad y el contexto actual nos muestra un panorama desafiante.
El próximo 2025 se conmemorará el 30º aniversario de la Declaración y Plataforma de Acción de Beijing para poner fin a la violencia contra las mujeres, y a pesar de ello y de ser adoptada por 189 países, según datos de ONU Mujeres, al menos una de cada tres mujeres en el mundo sufre violencia de género.
El efecto buscado con las fechas conmemorativas es generar visibilidad de aquellas problemáticas que afectan persistentemente a la sociedad de manera que la ciudadanía se sensibilice y adopte conductas preventivas y se avance en la profundización de las políticas en la materia, así como también del cambio cultural que se requiere para avanzar.
En nuestro país, la dictación de la Ley 21369 del año 2021 marca un hito importante en materia de regulación frente a hechos constitutivos de violencia de género, acoso sexual y discriminación de género en las instituciones de educación superior. Esta iniciativa es reconocida en otros países por su innovación.
A pesar de la existencia de este marco normativo, debemos estar en permanente atención a los cambios sociales, culturales y políticos del contexto y al acelerado desarrollo científico y tecnológico que poco tiempo de adecuación nos permite. En todo ello, la mirada de género es fundamental, pues nos proporciona una visión de justicia, de igualdad y de no discriminación respecto del anhelado progreso.
Detener la violencia contra las mujeres puede tardar décadas si no hacemos de esta problemática una preocupación que nos incumbe a todos los sectores de la sociedad. Se trata de un esfuerzo mancomunado cuyos resultados más profundos son de largo plazo pues implican cambios culturales encaminados a desnaturalizar la violencia, los estereotipos y las estructuras jerárquicas de poder.
Las universidades igualmente son fundamentales. La incorporación de las mujeres en el mundo del desarrollo académico, científico, del desarrollo y promoción del conocimiento en general, es muy importante para la construcción de una sociedad más igualitaria que vaya aislando la posibilidad del ejercicio de la violencia.