Dr. Carlos Navarrete
Académico Ingeniería UDEC
Co-fundador StreamData

Estamos a menos de una semana de conocer al próximo gobernador regional del Biobío, quien liderará la región durante los próximos cuatro años. En esta segunda vuelta, se enfrentan dos figuras de amplia trayectoria política en la zona: Sergio Giacaman, quien obtuvo el 24,6% de los votos en la primera vuelta, y Alejandro Navarro, con un 19,3% de las preferencias. Esto deja más del 55% de los votos aún en juego, una cifra clave para definir el resultado.

El panorama es particularmente desafiante para Navarro. De los candidatos que no avanzaron a esta instancia, solo Javier Sandoval (9,2%) expresó un apoyo explícito hacia el exsenador. Por el contrario, Luciano Silva (10,9%), Fernando Peña (18,5%) y Mirtha Encina (5,4%) han respaldado a Giacaman, consolidándolo como el favorito para captar la mayor parte de los votos provenientes de sectores afines a la derecha y centroderecha. En cuanto a los votantes de Ana Araneda (12,1%), quienes quedaron libres de decidir, aún son una incógnita.

Pensemos en el siguiente escenario: suponiendo que solo el 70% de los votantes de Silva, Peña y Encina votan por Giacaman en segunda vuelta, este podría estar ya cerca del 50% + 1 necesario para ganar, sin siquiera considerar posibles adhesiones desde los electores de Sandoval o Araneda.

Para Navarro, la tarea es cuesta arriba. No solo enfrenta una menor cantidad de respaldos explícitos de ex candidatos, sino que en los principales centros urbanos de la región —como Concepción, Talcahuano y Los Ángeles—, Giacaman superó a Navarro por al menos 10 puntos porcentuales en la primera vuelta. Además, Fernando Peña, el candidato Republicano, acumuló un sólido apoyo en comunas rurales y cordilleranas, lo que podría fortalecer aún más a Giacaman en esas zonas. Para revertir este escenario, Navarro necesita movilizar masivamente al electorado histórico de izquierda y centroizquierda, así como atraer a un segmento significativo de indecisos.

Este domingo se conocerá la decisión final. Quien resulte electo como gobernador regional asumirá el desafío de consolidar a nuestra región como un pilar estratégico en el desarrollo de Chile. Entre sus principales objetivos estarán, sin duda, posicionar a Biobío como líder en la sociedad del futuro como la Inteligencia Artificial, sin descuidar las urgencias y prioridades ciudadanas en torno a seguridad y desempleo.