Biobío es una mejor región de la que encontramos, con el trabajo de todos y todas, pero los desafíos persisten y no debemos descansar.
Daniela Dresdner V.
Exdelegada presidencial del Biobío.
Cuando llegamos al Gobierno, nuestro ideario decía que veníamos a transformar esta región y mejorar la vida de las personas. Después de una pandemia que cambió nuestras formas de vida y con un nivel de violencia rural en alza en la macrozona sur, podemos decir que luego de un proceso de instalación complejo, hemos podido revertir ciertas brechas y avanzar en las urgencias de la ciudadanía.
Sin temor a ser autocomplacientes, como Gobierno podemos afirmar que la coordinación con todas las instituciones del Estado nos ha permitido ser la administración con mejores resultados en la disminución de la violencia rural, la persecución efectiva del robo de madera y la desarticulación de bandas de crimen organizado en la provincia de Arauco y Biobío que nada tienen que ver con las legítimas demandas de los pueblos originarios.
Esta misma coordinación nos ha permitido perseguir delitos priorizados y avanzar en su persecución, como respuesta a la preocupación número uno y más sentida por la ciudadanía, donde agradecemos el trabajo sostenido, profesional y constante de las policías, el Ministerio Público, las Fuerzas Armadas y todos los servicios públicos que han mostrado un compromiso a toda prueba.
Queremos transformar la vida de las personas también con grandes obras que se encuentran en curso, porque sabemos que otra de las demandas urgentes tiene que ver con la movilidad y los tiempos de desplazamiento, especialmente en el Gran Concepción, por lo que hemos sorteado grandes obstáculos como proyectos paralizados y que dejamos encaminados en una cartera que vendrá a mejorar la calidad de vida de quienes se movilizan por la provincia.
También de los desastres tomamos aprendizajes. La temporada 2022-23 azotó a Biobío de manera profunda con incendios forestales que superaron los registros más devastadores, por lo que aceleramos todos los procesos para que ninguna familia pasara el invierno sin un techo. El siguiente verano no repetimos la historia y fue gracias, nuevamente, a la coordinación, el compromiso de entidades públicas y privadas, poniendo a la vida de las personas por delante, la protección de sus formas de vida, especialmente, de aquellos de zonas más apartadas, de la ruralidad, de quienes resienten la lejanía de las instituciones y el Estado, que de a poco vamos acercando.
Esta región es proclive a las crisis y desde lo productivo, fuimos testigos de la caída de unas de las industrias más emblemáticas de la historia. Sin embargo, un nuevo gran acuerdo, transversal, nos proyecta con un horizonte claro para recuperar la industria, el empleo y el desarrollo regional con el Estado como principal impulsor para recuperarnos del duro golpe del cierre de Huachipato.
La conclusión de esta etapa que se cierra es que cuando trabajamos juntos, dejando atrás las diferencias por un objetivo común, es posible de lograr. Biobío es una mejor región de la que encontramos, con el trabajo de todos y todas, pero los desafíos persisten y no debemos descansar para que cada habitante sienta que no están solos y que como líderes estamos comprometidos por mejorar su vida.