Pedro Vera Castillo
Delegado Junta Nacional PDC
Respecto de la reforma previsional, la derecha política y económica le siguen mintiendo a los chilenos. Así, hoy vemos como, respecto del 6% que por el momento no existe, se repite majaderamente en la televisión y los medios escritos “la necesidad de defender que dicho 6% vaya íntegro a las cuentas individuales de los trabajadores y que nadie se los toque”.
Mientras se insiste que la mirada del gobierno sería ideológica y coaptada por el partido comunista desde el Ministerio del Trabajo, es cada vez más evidente que el sesgo ideológico, en esta discusión relevante para los chilenos, lo han puesto las derechas simplemente porque las AFP constituyen un sistema de capitales frescos para inversión que nunca fue concebido como un sistema de seguridad social. De hecho, el sistema contempló desde sus inicios que las pérdidas de estas inversiones fueran asumidas por los propios trabajadores afiliados.
Y, paralelamente, las AFP, sólo por las comisiones que cobran por la administración de estos recursos, de acuerdo con un Informe de la Superintendencia de Pensiones, obtuvieron, durante el primer semestre del año 2023, ingresos por un total de 571.360 millones de pesos, lo que significó un aumento de 4,2% real respecto de los ingresos del primer semestre del año 2022.
Interesa reiterar que el 6%, que será aportado por los empleadores, serán recursos adicionales que no corresponden al esfuerzo de cada trabajador reflejado en sus ahorros previsionales.
Y es perfectamente, entendible, que el gobierno, que ha reiterado esta propuesta que se viene discutiendo hace años, proponga que, con estos recursos adicionales – que reiteremos no corresponden al ahorro de cada trabajador –, se establezca un fondo solidario de reparto que permita mejorar desde ahora y para el futuro las pensiones de la mayoría de las chilenas y de los chilenos, incluyendo los actuales pensionados, y la PGU para los sectores más carentes.
¿Cuál sería el interés de transferir estos recursos adicionales a las cuentas de capitalización individual con el pretexto – que esperamos haber explicado – al menos dudoso, de que esos fondos son de los trabajadores, sino incrementar y consolidar el sistema de las AFP y sus ganancias ilegítimas?
Para los humanistas cristianos, este fondo de reparto representa el elemento de solidaridad real que estimamos imprescindible para hablar de un sistema de seguridad social en un estado social y democrático de derecho.
Haber aceptado negociar este punto, puede explicarse por una dosis de realismo político, pero, en nuestra opinión, constituye un error del gobierno.
Si frente a cada mentira instalada por los Kast, los Schalper y los Ramírez, y multiplicada por el impacto de sus medios de comunicación, la sociedad chilena queda cautiva, entonces no habrá posibilidad de avanzar hacia un Chile más justo.
La negociación pasará a ser así una capitulación de los sueños de progreso y justicia social que, esperamos, sigan animando a la Democracia Cristiana, y que Chile necesita.