Hoy más que nunca, debemos procurar que, ante el cáncer de mama, la batalla no solo sea sobrevivir, sino además hacerlo con dignidad.
Susana Benítez
Presidenta de la Sociedad Chilena de Cirugía Plástica
Cada año celebramos el mes de la Lucha contra el cáncer de mama, que nos invita a reflexionar sobre los desafíos que enfrentan miles de mujeres que han sido diagnosticadas con esta enfermedad. En Chile, esta enfermedad sigue siendo la principal causa de muerte por cáncer entre las mujeres, y si bien el diagnóstico y tratamiento son pasos esenciales, no podemos olvidar una parte crucial del proceso: la reconstrucción mamaria tras una mastectomía.
Para muchas mujeres, la mastectomía representa no solo la pérdida de una parte importante de su cuerpo, sino también una secuela emocional y psicológica profunda. La posibilidad de acceder a una reconstrucción mamaria es, por tanto, fundamental para recuperar su bienestar y autoestima. En nuestro país, la reconstrucción mamaria está incluida en el sistema Auge-GES, pero los plazos indefinidos (por lo cual nunca vence la garantía) y las largas listas de espera en el sistema público son una barrera para muchas mujeres que esperan por años para acceder a esta cirugía. Según datos de la Superintendencia de Salud, señalados durante una discusión en el Senado, este retraso perpetúa una desigualdad en el acceso a la salud: mientras que el 95% de las mujeres en el sistema privado logra una reconstrucción, sólo el 30% lo consigue en el sistema público.
El impacto de esta espera va mucho más allá de lo físico. Un estudio reciente realizados por el Observatorio del Cáncer, revela que más del 80% de las mujeres que han sido mastectomizadas se sienten insatisfechas con su apariencia, lo que afecta gravemente su autoestima y vida diaria. Muchas viven con sentimientos de vergüenza y pérdida de feminidad, afectando también sus relaciones íntimas y su participación en la sociedad. Este sufrimiento no es solo una cuestión estética; es una cuestión de dignidad.
Por esto, diversas organizaciones y líderes de salud han levantado la voz para exigir un cambio. El Observatorio del Cáncer ha impulsado la creación de un registro público de mujeres que esperan una reconstrucción mamaria, y el Senado ha solicitado al gobierno la implementación de un Plan Nacional de Reconstrucción Mamaria, que asegure tiempos de espera razonables y una atención equitativa en todo el país.
En este contexto, como Sociedad Chilena de Cirugía Plástica, reafirmamos nuestro compromiso con la salud integral de las mujeres que enfrentan esta dura batalla. La reconstrucción mamaria es una parte fundamental del tratamiento del cáncer de mama, y no debe ser vista como una opción secundaria, sino como un derecho básico para todas las pacientes que han pasado por una mastectomía. Nuestra labor es continuar trabajando por políticas públicas que garanticen este acceso, acortando las brechas existentes y asegurando que ninguna mujer en Chile quede atrás en su camino hacia la recuperación.
Hoy más que nunca, debemos procurar que, ante el cáncer de mama, la batalla no solo sea sobrevivir, sino además hacerlo con dignidad, con la posibilidad de que cada mujer recupere su calidad de vida y alcance su máximo potencial.