Opinión

Gil Calvo

Por: Diario Concepción 20 de Octubre 2024
Fotografía: Cedida

Alejandro Mihovilovich Gratz

Nacido en 1761, en Burgos, España. Profesó en la Orden Franciscana en 1779 y fue enviado a Chile, al Colegio misionero de Chillán (1795), en el que fue uno de los primeros maestros de don Bernardo O’Higgins. Misionó en la zona austral (Mariquina, Río Bueno, Osorno); fue guardián del Colegio de Chillán (1802 – 1805); comisario del Santo Oficio (1804).

Cuando tuvo a su cargo la misión de Santa Bárbara, estableció su residencia casi permanente en el fundo Canteras, de propiedad de O’Higgins con cuya familia llego a tener gran intimidad. En el período revolucionario, fue partidario de los realistas.

En 1817, vivía en los pueblos de la frontera; sirvió de consejero a los caudillos realistas y por su influjo se evitaron muchos horrores inútiles, que aquellos solían cometer. En 1822, hacía de capellán castrense de Pico y Boccardo y tuvo intervención en el sometimiento de algunas montoneras realistas en Quilapalo (Marzo de 1822).

De alta talla, figura imponente y afables maneras, jovial y chistoso, nunca había cometido un acto de inhumanidad, por lo que era muy querido de todos los que lo conocían. O’Higgins lo trato con la mayor consideración y lo llevo a vivir a la casa de gobierno. Secularizó y paso a servir la parroquia de Yumbel (1823); estableció su residencia después en Concepción, donde fue cura (1832 – 1834); profesor de latín del Instituto Literario de esa ciudad y su rector, hasta su destrucción por el terremoto de 1835. Al restablecerse el Instituto, fue nuevamente rector (1839 – 1840).

En 1838, casi octogenario, siendo capellán de las Monjas Trinitarias, fue visitado en Concepción por Dumont D’Urville, a quien proporcionó noticias sobre los indios araucanos. Murió en Concepción.

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