Leslie Aguayo González
Directora Escuela de Salud IPVG
Cada 19 de octubre conmemoramos el Día Mundial del Cáncer de Mama, una fecha que nos invita a reflexionar sobre una enfermedad que afecta profundamente a las mujeres chilenas. Según cifras del Observatorio Global de Cáncer, más de 5.640 mujeres son diagnosticadas anualmente en nuestro país, lo que convierte al cáncer de mama en la neoplasia más común en la población femenina chilena y la primera causa de muerte por cáncer en mujeres.
Las estadísticas son derechamente alarmantes. Solo en 2022, el Departamento de Estadísticas e Información de Salud, registró 2.005 fallecimientos por esta enfermedad. Cifras que subrayan la importancia de la prevención y la detección precoz. Octubre es el mes ideal para hacer un llamado a la acción, instando a las mujeres y personas con útero a conocer sus cuerpos, realizar autoexámenes mamarios y, sobre todo, acceder a mamografías.
La detección temprana salva vidas. Desde los 20 años, el autoexamen de mamas es clave para identificar cambios en la glándula mamaria, pero no reemplaza la mamografía. A partir de los 40, este examen debe realizarse anualmente, ya que es el único capaz de detectar precozmente el cáncer de mama, aumentando las probabilidades de un tratamiento exitoso.
Pese a la disponibilidad de exámenes, muchas mujeres no acceden a ellos, ya sea por desconocimiento o falta de acceso. Pero en Chile, existen facilidades para acceder a mamografías preventivas tanto en Fonasa como en Isapre. Por ejemplo, las mujeres entre 50 y 59 años tienen derecho a una mamografía gratuita cada tres años, sin importar su proveedor de salud, algo que muchas no tienen en consideración.
Aunque comúnmente se cree que el cáncer de mama es hereditario, 9 de cada 10 tumores no están relacionados con factores genéticos. Entre los factores de riesgo destacan ser nulípara, tener el primer hijo después de los 30 años o no dar lactancia materna. Otros factores modificables como la obesidad, el consumo de alcohol y la inactividad física también aumentan el riesgo, especialmente en mujeres posmenopáusicas.
El cáncer de mama no es invencible. La clave está en la detección temprana. Si notamos cambios en las mamas, como nódulos, retracciones del pezón, enrojecimiento o secreciones, debemos actuar. Se puede solicitar una mamografía preventiva sin orden médica, y en muchos casos inclusive, el examen es gratuito gracias al Copago Cero.
La lucha contra esta enfermedad debe ser colectiva, promoviendo la concienciación y asegurando que todas las mujeres tengan acceso a la información y los controles médicos necesarios. La prevención es nuestra mejor arma, y la detección precoz, nuestra mejor defensa.