Dra. Rubia Cobo-Rendó
A Convivir se Aprende Región de Ñuble
El bienestar de nuestros docentes está en crisis, y con ello, el futuro de la educación en Chile. Aunque solemos enfocarnos en los estudiantes como el centro del sistema educativo, es imprescindible recordar que los profesores, en su rol de guías y formadores, son quienes sostienen ese sistema día a día. Este 10 de octubre, Día Mundial de la Salud Mental, es un buen momento para preguntarnos cómo estamos cuidando a quienes se encargan de educar a las futuras generaciones.
El lema de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) para este 2024, “Es tiempo de priorizar la salud mental en el lugar de trabajo”, adquiere una relevancia particular para los docentes en Chile, quienes enfrentan una sobrecarga laboral y emocional que afecta su bienestar y la calidad de la enseñanza.
El Ministerio de Educación ha reconocido este problema, impulsando un proyecto de ley que busca fortalecer la convivencia escolar con un enfoque que prioriza el bienestar de los equipos educativos. Este proyecto, aprobado en general por la Cámara de Diputados, propone no solo la prevención de violencia y discriminación en las escuelas, sino también la creación de entornos más saludables y apoyo psicosocial a los docentes.
Pero no se trata solo de una iniciativa gubernamental. Desde el Colegio de Profesores se ha insistido en abordar la sobrecarga laboral y el agotamiento emocional que sufren los docentes. Según la encuesta Cadem de septiembre, más del 70% de los chilenos apoya la mejora de las condiciones laborales de los profesores, lo que refleja una creciente preocupación pública por este tema. Este respaldo no solo es una muestra de empatía, sino también una señal de que la ciudadanía entiende que el bienestar de los educadores está directamente vinculado con la calidad de la educación que reciben nuestros niños y jóvenes.
Si bien el sistema de Carrera Docente ha traído mejoras salariales, también ha incrementado la presión sobre los profesores. Las altas expectativas, el aumento de las responsabilidades administrativas y la presión de evaluaciones están deteriorando la salud mental de quienes están al frente de la educación en el país. Esto, sumado al creciente desafío de la violencia en las aulas, ha derivado en un aumento alarmante de casos de burnout entre los docentes. La Superintendencia de Educación ha registrado más de 7.500 denuncias relacionadas con problemas de convivencia escolar en 2024, lo que añade aún más complejidad a la labor diaria de los equipos educativos.
A medida que reflexionamos sobre la importancia de la salud mental en el ámbito educativo, es fundamental que recordemos que priorizar el bienestar de los docentes es, en última instancia, priorizar la calidad de la educación en Chile. No podemos seguir postergando las políticas que promuevan la salud mental de quienes sostienen nuestro sistema educativo. La salud mental de los docentes debe ser vista como una prioridad urgente, tanto en términos de política pública como de compromiso social. Este Día Mundial de la Salud Mental, es importante entender, que cuidar a nuestros docentes es, sin duda, cuidar el futuro de la educación en el país.